Já, Já, Já ,Já,Já ! Las carcajadas de JUANÍN y de un par de adultos, antes la afirmación
de MINEIRÍN, nos contagiaron a todos y retumbaron entre los valles y colinas del entorno por
varios minutos.
JUANÍN nos puso al
tanto de lo sucedido con la ayuda de SARO de LA FONTARICA, testigo de
excepción de las prospecciones mineras de JOSÉ MANUEL
.
¡JUANÍN!. Por favor,
mande a alguien conmigo, no vaya a
romper la veta de pronto y me ahogue dentro de la mina, imploró el minero al
PATRIARCA de SANTOLÍN.
Ocho días haciendo guardia por si la inundación se producía,
y los únicos líquidos eran los orines de los gatos, se burlaba SARO
.
Total, que JOSÉ MANUEL
no pudo quitarle a SANTOLÍN el
adjetivo de REVIECO, y la traída de aguas comunal fue desechada.
Más suerte tuvieron los elegantes de SANTOLAYA: al otro lado de la colina, unos
técnicos mandados por el PODER, sacaron agua con un sistema moderno, y a la
captación la denominaron, vete a saber la razón, FUENTE DEL GALLO.
Cosas de los dioses, quizá del BADAGÜEYO, como diría JUANÍN.
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