Si en la pradera comunal de LA KAMPETSINA DEL NORTE, los
animales sólo pacían al caminar a otros destinos, en esta KAMPETSINA DEL
SUR la YEGUA BLANCA se instaló hace cinco meses, próxima a tener
a su POTRILLO NEGRO, y aunque por un mes
le ayudó otra yegua, ella sola convirtió el altísimo pasto en un pedregal con
algunos oasis en los que ,destetado,empieza a entrenarse para la vida EL
POTRILLO.
Menos mal que el propietario, supongo que mitad por cariño,
mitad por negocio, acude a traerles pienso y agua.
Recuerdo con JOSÉ RAMÓN , al socaire de lo que veo, LA
KAMPETSINA DÁTSÓ, los años que pasamos
en lo que yo bauticé como CUEVA DE INVERNACIÓN E HIBERNACIÓN, es decir, UN
CONVENTO DE DOMINICOS, y esa MARINA de la que él es feliz nativo,y de la que
MASENGA, PARLERO o LAS BERRUGAS son mirador,esos puertos de mar de LA CAPITANA
y VARAYO a los que XALDOS de SANTOLÍN DE REBIECO o VAQUEIROS de MOTSEIROSO
ansían ir en verano o los días de fiesta, para sentirse MÁS MARNUETOS, incluso
MÁS MARIÑANES y MÁS MODERNOS, aunque antes se nos llamase MARUXOS, pero eran
otros tiempos.
Quizá quise decirle a JOSÉ RAMÓN, pero no le dije, porque el
aluvión de pensamientos me desbordaba, que LA YEGUA BALANCA teniendo al
POTRILLO NEGRO,confirmaba las TEORÍAS MENDELIANAS CAURIENSES DE OTAZÚ,aunque
allí los protagonistas eran UNA CONEJA
BLANCA Y LISA y UN CONEJO NEGRO Y RIZADO.
Creo que OTAZÚ nunca hizo insinuaciones pícaras al hablar de
CONEJOS,porque VETERIANARIO al fin, aunque muy puesto en TEOLOGÍA, para él UN
CONEJO NEGRO Y RIZADO era como UNA YEGUA BLANCA o UN POTRILLO NEGRO.
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