¡Ay, SAN ANTONIO BENDITO me los aparecha ,caracho!
SAN ANTONIO no acababa de dar una respuesta, así que EL VAQUEIRO continuó sus súplicas con más intensidad y precisión, mientras la TROOPE DE BENIGNO escuchaba entre incrédula ,divertida
y solidaria.
¡SAN ANTONIO,
aparéchemulus, que te dou unu!
¡SAN ANTONIO,aparéchemulus, que te dou dugus!
¡SAN ANTONIO, aparéchemulus, que te dou los tres!
¡Já, já, já!. BENIGNO , que al contarlo trataba de
imitar LA FALIETSA DEL VAQUEIRO, quizá
fronterizo con LAS MARIÑAS, no pudo
contenerse, se acercó al IMPLORANTE y quiso hacerle reflexionar.
“¿No te das cuenta,
AMIGO VAQUEIRO, que no merece la pena que aparezcan los MACHOS, si luego SAN ANTONIO
se te los lleva?”
“!Él que me aparecha LOS TRES
MATSOS ,caracho, que al diablo albarda chi lis pón!”
JUANÍN, al
recontarlo, nos transmitía la hilaridad
y las carcajadas de BENIGNO
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