EINSIEDL

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sábado, 11 de noviembre de 2017

LOS CURAS Y LA TIERRA


-“!Los hombres sois como los curas :queréis el cielo para nosotras, y la tierra y los coños para vosotros!”.

Aquella manera de expresarse La Pedidora me desconcertó sobremanera, porque yo la asociaba al grupo de mujeres  de misa y comunión diaria.

La Pedidora era el apodo de una de las tres hermanas Vitigudinas .Su nombre oficial era Lumbrales.

Creo, a tenor de lo que ahora se vive, que Lumbrales era ante todo” una cobradora de deudas”.

La vida había sido muy injusta con Victorino Barriocanal y Lucinda Mantecón, los padres de La Pedidora :

-¡Cállate la boca, que basta ver que has de trabajar en la madera para mantener a tus tres vacucas!.Ramón, el gañán del estanciero Cundo, ofendido porque el charro le había afeado sus borracheras ,resumió lapidariamente la situación paupérrima de Victorino y familia.

Tener tres vacas era lo mínimo vital necesario, pero si el dueño había de salir al jornal ,eso significaba que no había terreno suficiente para pastos, para forrajes, para cereales .Y esa constatación a Victorino le producía rabia, dolor e impotencia.

Victorino coincidió en la mili, en Salamanca, con Rosendo, hermano de Lucinda, hábil Cupido ,y pocos meses después de licenciarse, el charro emigraba al Norte para ser cónyuge de Casa El Pedidor. Mientras, Rosendo tomaba el vapor para Buenos Aires, donde ya sobrevivían sus otros ocho hermanos y hermanas.

La infeliz Lucinda, la penúltima de la camada, Rosendo era el benjamín, se quedó a cuidar a sus ancianos padres, que murieron una década después de la boda de su hija con el charro
.
Victorino, muy trabajador, fue contratado por El Burgalés para talar árboles y convertirlos en rollas y duelas que, preparadas al estilo artesanal portugués por todo un experto como el charro ,se transportaban a Miranda de Ebro, donde El Burgalés tenía un gran aserradero y una fábrica de derivados.

Latifundio charro y minifundio cantábrico eran algo muy diferente, pero Victorino también aprendió a ser ganadero-labrador .De consorte pasó a titular, y empezó  a tomar decisiones, pero los enemigos que le rodeaban eran muy poderosos.

Rodear, nunca mejor dicho, es lo que habían hecho siempre los caciques locales, tanto el alto como el bajo, con sus suegros.

Cuando la salud, la edad, la fuerza, las circunstancias, no permitían salir al jornal, había que salir a pedir.!Pedid y se os dará, pedidores!.¿Pero a cambio de qué?.La Pedidora sabía bien de que hablaba.

Algunas de las tías de La Pedidora se supone  que viajaron a Las Américas llevando en su útero la simiente del cacique alto viejo o del cacique bajo viejo, los padres de los presentes caciques.

¡Y encima de cornudos, apaleados!:! dos terceras partes del prado de Los Pedidores ,y nueve décimos del monte común que les correspondía, fueron embargados por los dos mandamases!. 

Muertos los padres, La Pedidora entró en rebeldía total:!ni el párroco la controlaba!.

¡Nada de aguantar a nadie!

Fue a media mañana del día siguiente  al del santo patrono de nuestra aldea que La Pedidora se confesó con nosotros.

Traía el saco lleno de bizcochos, brazos de gitano, pan de pueblo, embutidos, una lata de arroz con leche ,etc, etc.Y abundante anís en su estómago, lo que le producía una situación de bipolaridad, ora alegre, con ganas de bromas, ora enfadada, deseosa de despotricar contra” curas y hombres”.

¡Se quejaba de que la abundante limosna hubiese sido mayormente en especie y no en guita, según sus propias palabras!.

Los cuatro jóvenes, que pastoreábamos nuestras pocas vacas, espoleados por el de más edad, conseguimos que La Pedidora nos diese abundante información en todos los órdenes.

-¡Claro, vuestras madres sacaron todo lo de vuestras huchas para dárselo al cura y al santo, já, já, que sigue siendo el mismo cura!.!Así que para mí no quedó nada!.

-¡Y que vuestros padres anden con cuidado para que vuestras madres no le den también el coño al cura, já, ja!.

¡Já, já,ja,ja..!.Nos moríamos de la risa, en vez de tomárselo a mal, ante su pronóstico de que nuestros madres  podrían hacer válido aquel refrán portugués que dice:

¡Nâo digas nunca  desta água nâo vou beber nem este padre nâo é o meu pai!(Fácil de traducir:padre=cura).

Más sosegada, nos contó cómo el cacique alto era más respetuoso y menos putero que el cacique pequeño.

El alto les había permitido recuperar buena parte del monte común gracias a su renuncia al “Fuero.La Pedidora nos dio una versión muy particular de lo que eran Los Fueros.

-¡Los ricachones, descaradamente, acostumbraban a plantar árboles  en cualquier zona del monte común: ese árbol era “un fuero”, era intocable, y el propietario podía reclamar el territorio cien metros a la redonda!.

La familia del alto ejerció “el fuero” en forma de nogal:!cuarenta años después ,un árbol majestuoso se erguía en medio de la parcela comunal de Las Vitigudinas!.

Combinando la bondad y las circunstancias favorables, el alto vendió el nogal al nieto y heredero de El Burgalés a precio de oro y avisó a Lumbrales y a su hermana menor de su renuncia al fuero ,lo que les dejaba disponer en plenitud de la parcela.

El cacique alto había cedido todas sus fincas al cacique bajo en arriendo .En su vejez, y dado que los tres hijos, todos con carrera, vivían en  San Sebastián el cacique alto y su mujer habían sido adoptados como padres por el párroco, Don Patricio, próximo a la cincuentena, sobrino de la mujer, y que los llevó a vivir a la casa parroquial .Venerando, el sacristán, se encargaba de la huerta y de la vaca del cura, aunque con los diezmos y primicias andaban bien servidos.

-¡El cacique ruin abusó de mis hermanas, y quiso abusar de mí!.!Já, já, já, a mí quiso montarme, pero le retorcí los cojones y chillaba como una coneja!.!El, que me imaginaba a mí chillando de placer, já, já!.

-¡Me amenazó, pero le dije: no tengo nada que perder, y encima se lo digo a Inocencia!.!La pobre es bastante inocente, pero  seguro se cabrearía si su marido le pusiese los cuernos conmigo!.!Desde entonces me mira mal, pero tiene que joderse, já, já!.

Años después nos dijo el cacique pequeño:!muchachos, siendo trabajadores todos tenemos derecho a vivir, ricos y pobres!.!Que no hay tanta diferencia entre unos y otros, como se acostumbra a creer!.

Enseguida, el cacique pequeño se volvió charlatán y entró por donde nosotros queríamos:

-¡Tenéis ahí a La Pedidora!.!No te hace un favor ni pagándoselo a  precio de oro!.!Sólo que le des  lo que  a ella se le apetezca!.!Encima, de mala fe, vengativa!.!Hace poco, descargaron cerca de su casa un camión de ladrillos y tejas para la obra de nuestra estabulación, y al amanecer había lo menos cien esparcidos por aquí y por allí!.!Y unos treinta rotos!.!Nos consta que  fue ella, pero como dice Don Patricio hay que perdonarla porque no sabe lo que hace!.!Porque uno es bueno…..pero ella sí que sabe lo que hace!.

-¡Sin embargo, Los Escribanos son otra cosa!.!Enrique malgasta lo poco que cobra en vino, pero mientras pudo, fue un gran trabajador!.!Teodora ,la hermana que vive con ellos, la pobre, no da más de sí!.!Pero Salustiana es un sol, puedes pedirle lo que sea!.!Cuando las cerdas-madre están de parto, le manda a Inocencia que se vaya a dormir, que ella se queda vigilando!.!Y te agradece cualquier cosas que le des!.!Por eso os digo que no hay que mirar el dinero y sí la honradez!, y el ruin, como decía La Pedidora , no se puso colorado en absoluto, pues su cinismo era consustancial a sus genes.

Henar, la hermana mayor de La Pedidora, casada con un pobre minifundista de una aldea próxima, viuda  por años y muerta hacía sólo tres ,había nombrado heredero al hijo de La Pedidora menor ,Iluminada ,madre soltera, pero el ruin ejecutó una hipoteca por unos pequeños préstamos y se quedó con el parco espolio.

Toda la comarca tenía la seguridad de que Atilano, el hijo de Iluminada  lo era también de alguien de “ los ruines” .Por supuesto, no fue reconocido, pero se corrió la voz, interesada ,de que el padre biológico era Simón, el hermano soltero de Venustiano, que así se llamaba el cacique pequeño, ´” el ruin”.

-¡Son unos hijos de la gran puta!.!Se cansaron de montar a mis hermanas, el ruin y su hermano mayor, ya abuelo, pero no Simón, que aún no las toma, já, já.!Más bien toma, já,já,ja!.

-¡A mí, como os dije, sólo me atacó Venustiano, pero por poco lo capo, já, já!.La Pedidora se mostraba feliz cada vez que recordaba lo del intento de emasculación del cacique .Y aportaba una sospecha sobre la condición sexual del teniente coronel legionario ,el hermano menor de”los ruines”, célibe a sus cincuenta y cinco años.

-¡Simón ahora está en Castilla, pero en su época africana debió probar a algún moro, já, já, já, y como la costumbre hace ley, já, já, já!.A nosotros nos daba miedo que nos oyesen, pues la sodomía en las fuerzas armadas era motivo para el fusilamiento.

-¡Mi sobrino es como” el ruin” de joven, así que es hijo suyo!.!Pero el sinvergüenza de Venustiano no tiene corazón y le quita lo que es suyo para dárselo a Venustianuco, su heredero legal!.!Claro, mi hermana no puede protestar, por puta, así que mejor se calle, dice Don Patricio!.!Yo poco puedo hacer ,sólo  darle a la sin hueso y que se entere la comarca entera!..

Un primo de Los Ruines, consorte de una minera, les pidió ayuda para solucionar el problema de una hija inocentona:!la rapaza se quedó viuda a los treinta y dos años, con tres hijos, y sólo uno lo era del difunto, así que….!.!Atilano pasó a consorte de su prima tercera biológica, y Los Ruines todos contentos!.
-¡Atilano, si los críos son muy rebeldes, no te quemes la sangre!.!Empreña a mi sobrina, já, já ,que te resultará fácil, a las pruebas me remito, y así que nazca tu retoño, los demás a La Gota de Leche, que allí los tratan a cuerpo de rey!.. Venustiano no se privó de ”encaminar” a su hijo por la vereda de la efectividad”ruin”.

¡Aquellas Pedidoras quedan en el recuerdo!.!Pero siempre habrá otras ,mientras siga habiendo Ruines!.!Que son legión!.






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