La nieve en la lontananza, en la Sierra de Gredos. Barrunto, al Norte, la dura estepa castellana, con frío, hielo, nieve, como en la mili-prisión de Julián Sánchez el Charro.
Imagino la albura del dizque subtropical Santolín de Revieko .Aquellos años de la niñez y de la adolescencia, con nevadas nórdicas, carámbanos, que ya no volverán .Pero me dicen que la nevada es copiosa en Forkatsao.
Han pasado seis décadas …….pero tengo nítida la imagen como si fuese ayer:
-¡El buhonero caminaba ágil a través de la nieve……y sólo tenía una pierna!.
Ahora que en el invierno de la vida, y en la recta final del terrible 2021,uno hace examen de conciencia, pide perdón y perdona, me adelanto a los buenos deseos para Navidad y el 2022, porque nunca sé si habrá un ordenador a mano.
¡Triste vida!.Sé en qué fecha atisbé al buhonero caminar sobre la nieve de nuestra campa ,impulsando su avance con dos muletas, y apoyando en el suelo, de vez en cuando, la pierna útil .La otra la tenía amputada por debajo de la rodilla. ¿No habría podido pagarse una prótesis?.
Triste vida, digo .Por el buhonero. Y por la familia benefactora, porque justo antes de la siguiente nevada, les ardió por completo la vetusta venta, y hubieron de emigrar.
Santolín perdió casi la mitad de sus habitantes .En el vetusto edificio vivían a veces hasta veinticinco personas .Ya nunca volvió a ser lo mismo el modus vivendi .Se acabaron muchas cosas.
¡No me lo explico!!Vi desde la sala cómo el buhonero que parecía tener tres piernas, la útil y las dos muletas, se dirigía hacia el camino menos transitable .No dije nada a nadie de los míos.
Me pareció normal que aquel hombre se desplazase, no sé a dónde .Porque no subió a nuestra casa a vendernos estampas de santos, medallas, rosarios .Sin preguntarme, intuí que se dirigía a su momentánea privacidad.!Pero no me lo pregunté!.
Igual me ocurría cuando camino de la escuela, avanzando lentamente junto con los otros niños por las rodadas de las carros y las huellas de los animales ,para no tener que pisar la nieve, nos encontrábamos, ya sin miedo, con aquel hombre gigantesco de cerrada barba ,al que llamaban El Tram .Nombre no sé si onomatopéyico , apócope de Beltrán o a lo mejor adjetivo para referirse a su posible condición de tranviario allá por Las Américas.
El Tram llevaba una escopeta colgada al hombro, y se apoyaba en un palo de dos metros y medio de altura………decían que para acogotar a las liebres .Pero también le servía de bastón para avanzar a través de la nieve.
Quedan atrás aquellos personajes.!Y hasta el esquí-¡nórdico!-con la ayuda de UN TSADRAL del CARRO!.
¡Ojalá que todos los que me leéis podáis avanzar a través de ésta y de muchas nevadas, y que no necesitéis prótesis para caminar, ni pedir limosna o hacer de buhoneros para subsistir!.
¡Quiera DIOS que 2021, cuyo último mes iniciamos, no haya sido para vosotros tan terrible como lo fue para mi familia, para mí, y para muchos.!Año triste, terrible!.
¡Y que 2022 nos abra las puertas a una alcanzable felicidad!.!O al menos a una resignada, dizque esperanzada actitud!.
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