GUNDÍN y la gitanilla-COQUE le llamaban los suyos- no
tuvieron observadores directos, eso creía el orondo molinero, por lo que la
escena fue en principio feliz y tranquila.
“Oye, molinero, que dice mi PAPA que los payos también
hacéis trucos ,así que primero dame las mil pesetas”, y la mano enorme del molinero deslizó el
billete verde en el escote de la cíngara.
“Y ahora dime, ¿cómo te gusta más?, ¿a la media vuelta o a
la vuelta entera?”
“¡Já, Já, yo, siempre encima, já, já!”
“¡Pues acércate, payo!”, y con impensable habilidad,
COQUE colocó sus manos sobre el cinto
del barrigón, y con un volteo mandó al rijoso a las aguas del BANZAO.
“¡A ver si te pasa el caliente, já ,já!”, gritó la
gitanilla, a toda carrera hacia su campamento.
“¡Puta, ya te montaré, y encima me devolverás el dinero”!, las amenazas del remojado BURRÓN
sonaban poco convincentes.
KELÍN, el escurridizo
mirón de la zona, al contarlo días después, exclamó:! a GUNDÍN ni todas LAS
MAQUILAS DEL AÑO conseguirán ponerlo ALIETSO, já, já!.
Y es que las aguas del
REGUEIRO, y las del BANZAO, son muy frías.
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