JUANÍN, en su etapa final, mientras pudo, contribuyó a
nuestra educación cívica con sus
narraciones simpáticas y que suscitaban
comparaciones con los acontecimientos de
hogaño y de antaño.
“LOS VAQUEIROS somos
algo pillos, porque la vida nos obliga a ello, pero el de LOS TRES MACHOS era un tonto malo, porque
quería engañar al SANTO al que pedía ayuda.”
“Claro que ni DIOS ni SAN ANTONIO se lo habrán tenido en
cuenta, porque bastante purgó llorando como un QUELICO hasta que los animales
aparecieron”.
“¡Já, já ,já!”. Todos
los presentes estallamos en carcajadas al unísono con JUANÍN. La palabra
QUELICO nos dio la imagen de un llorón sin empatía porque cree que los demás son malos por naturaleza.
“¡Gracias, JUANÍN, por sus enseñanzas. Y que DIOS y TODA
LA CORTE CELESTIAL disfruten de su
sentido del humor!”
MORALEJA DEL CUENTO: j
LOS POLÍTICOS son como EL VAQUEIRO y los GOBERNADOS somos como SAN
ANTONIO.
Nos prometen MATSO y ALBARDA, y
luego nos ALBARDAN a nosotros.
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