QUININA hablaba de no
tener aún hijos propios cuando ADOPTARON , él y su esposa, DOLORES, nativa
del CAMPO DE LA ESCRITA, un TSUGARÍN
próximo al MUYÓN , a su joven y bella prima IRENE
.
Ya de mayores tuvieron a su ÚNICA HIJA BIOLÓGICA: SOLEDAD.
“Estaba aburrido con DOLORES y SOLEDAD, así que me vengo con
vosotros, já, já”, se divertía él con este juego de palabras que confundía a
los extraño.
QUININA era experto
conductor y DOLORES planchadora y costurera de la familia del PRÓCER DON LUIS DE BARREDA Y ARCE, DOCTOR EN
MEDICINA Y EN CIRUGÍA GENERAL, PROPIETARIO DE LA CLÍNICA MONTAÑESA, la mejor de
LA HABANA. Mezcla de altruísmo y de
interés, también pasaba consulta y operaba en
EL CENTRO REGIONAL DE LOS PICOS DE EUROPA, que disponía de MUTUA PROPIA, SOCIEDAD DE
ASISTENCIA Y QUINTA, es decir ,PEQUEÑO HOSPITAL.
No fue difícil para QUININA conseguir que admitiesen a IRENE
de MERITORIA en LA CLÍNICA MONTAÑESA.
Entonces ni en CUBA ni en LA VIEJA METRÓPOLIS estaban regulados los estudios de ENFERMERÍA,
era todo cuestión de PRAXIS, de ahí lo
de PRACTICANTES, médicos de segunda de las zonas rurales,casi todos egresados
del EJÉRCITO.
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