QUININA, en una TARDE/NOCHE en la que empinó más RON del que
convenía a UN HABITUAL DEL CAFÉ, EL AGUA Y LOS REFRESCOS, tuvo fuerza para
rematar la terrible narración que tan larga se nos había hecho: EL FIN DEL
SUEÑO DE IRENE
.
LA FLAMANTE ENFERMERA TITULADA, muy segura de sí misma,
tanto que se olvidó de que LA BAHÍA no
era LA HABANA, empezó a sentirse LA
FUTURA SUBDIRECTORA COPROPIETARIA de LA
CLÍNICA, imaginando a DOÑA RUFINA muerta o retirada en un GERIÁTRICO, ya que no en UN CONVENTO, o como
mal menor PASANDO LARGAS TEMPORADAS
JUNTO AL MAR DE LOS MOROS, en compañía de alguna de las hijas y ya divorciada
de DON ENRIQUE, presto a CELEBRAR NUEVOS ESPONSALES con SU JOVEN COLABORADORA Y
SECRETA- A VOCES-AMANTE.
IRENE vivía en TAL
GRADO DE AUTOENSOÑACIÓN que, aunque LAS
OBLIGACIONES DE ENFERMERA y LAS DEVOCIONES(PARA ELLA, PARA SU AMANTE
OBLIGACIONES) DE CAMA la estaban agotando, aún era capaz de asistir con
aprovechamiento al CURSO PREUNIVERSITARIO del COLEGIO DE LOS CAPUCHINOS
.
Poco dura la alegría en casa del pobre, y al cabo de tres
años de TANTO METER A LO LOCO la HOGAZA
en EL HORNO, inopinadamente EL PAN SE QUEMÓ: IRENE estaba PREÑADA
.
Apeló LA INFELIZ al
AMOR VERDADERO, a la FELICIDAD de UN NUEVO HIJO, y a LA POSIBILIDAD de COMPAGINAR
MATRIMONIO, TRABAJO Y MATERNIDAD
.
Pero ya EL ALGO
PRIMIGENIO de IRENE, bien disfrutado por DON ENRIQUE, no interesaba más AL PRÓCER CÁNTABRO, ya EL LEÓN HABIÁ CAÍDO SOBRE
LA GACELA, y sólo faltaba rematarla.
QUININA contaba y lloraba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario