La familia de GUNDÍN, que de
ULTRAMAR trajeron DINERO y VISIÓN DE FUTURO, hizo con EL SISTEMA DE MAQUILA un
PRÓSPERO Y ENVIDIADO NEGOCIO
.
Hasta GUNDÁN subían LOS MARIÑANES
y LOS XALDOS con SUS FUETSES de GRANOS
DE MAIZ Y DE TRIGO, o bajaban LOS
VAQUEIROS con SUS FARDELAS de CENTENO,
llevando las cargas a cuestas o a lomos de caballerías.
Con los años, las particiones
familiares dieron EL PRADO GRANDE al hermano mayo, a GUNDÍN le correspondió EL MOLINO, y al
hermano menor LA PARCELA DE LA IGLESIA.
Los tres se complementaron y se hicieron ricos: EL MAYOR,
principal cliente del molino, se
beneficiaba de ACUERDOS con su hermano, para disponer de HARINA Y SALVADO a los
mejores precios, y alimentar copiosamente a sus muchas vacas, aparte algunas
cerdas-madres, ovejas y cabras, y EL MÁS
JOVEN, con su BODEGA DE LA PLAZA, hacía negocio tanto con
los asistentes a los cultos como con los que esperaban a que estuviese
preparada SU CEBERA en el molino, lo cual, y por orden de llegada, a veces
podía demorarse hasta tres horas. Y la
PLAZA DE LA IGLESIA era el sitio apropiado para ATAR, incluso ESTACAR, las
acémilas, mientras los amos tomaban sus ROBLAS y compraban los encargos de las
mujeres.
Mientras tanto, con habilidad,
GUNDÍN hacia LA DOBLE MAQUILA, en EL
MOLINO y en EL TRASMOLINO.
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