Mi pedalear en
círculos concéntricos, en busca de MOTSEIROSO y de EINSIEDELN, en un inesperado
viraje me acercó al RÍO BATSELASZREIZAS, al SUR de LA TIERRA DE MUITO PAN,
donde LOS CARBAYOS se llaman ALCORNOQUES, LAS CASTAÑARES son ENCINAS, LOS
XARDONES son JARAMAGOS, a LAS PERALES les dicen OLIVOS y LAS FILERAS DE FABAS
lo son de VIDES.
En una mañana soleada y ventosa, creí estar de nuevo en LA
KAMPETSINA, el bosquecillo que comparten
SANTOLÍN DE REBIECO y CAMPO DE LA ESCRITA, un lugar íntimo, que sirve
para ocultarse a los amantes, a los fugitivos y a los acuciados.
Separado del RÍO por el PASEO FLUVIAL, esta KAMPETSINA del
SUR, propiedad de un antiguo monasterio, tiene una división un tanto diferente
de la de SANTOLIÍN, mitad bosquecillo,
mitad pradera.
Hasta el arbolado, una ESPECIE DE FAYAS ALTAS Y DELGADAS,
los arbustos, Y LAS FUEYAS SECAS DEL SUELO, eran MÁS D’ATSÓ QUE D’AKÓ.
Y me emocioné aún más cuando, mientras charlaba por el
celular con JOSÉ RAMÓN, amigo desde hace
52 años, aunque en los últimos 30 no nos hayamos visto en persona ,pude
comprobar cómo EL POTRO NEGRO ,hijo de LA
YEGUA BLANCA, ya pacía en vez de
mamar, y yo recordé a mi padre, gran jinete, y a la tierra que añoras pese a que me malparió.
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