Magüetina era la sexta entre once herman@s.La del medio. Su nombre completo era
María Clara Eugenia, pero su abuelito, que era muy ocurrente, decidió apodarla
Magüetina en honor a su vitalidad y bravura, impensables en una rapaza de trece
años.! Vamos, una becerrita!.
Pero seguía siendo tan ingenua y
soñadora como antes de hacer la Primera Comunión: siempre estaba al acecho de
lo misterioso, de lo fantástico.
El veinticuatro de Diciembre, como
muchas otras tardes, se internó en el bosque, a reflexionar, a soñar, a
fantasear camino del arroyo.
Se sentía feliz y sin miedo. Porque
aquel camino, de su casa al arroyo, lo había recorrido cientos, miles de veces,
con un cubo en la mano y un balde en la cabeza, para ayudar a su madre y a sus
hermanas mayores a lavar la ropa y a traer agua para las necesidades más
perentorias de su casa.
El padre de Magüetina era cabrero,
leñador y piconero: su vida y la de tod@s ell@s estaba en el bosque y en el
arroyo.
La casa, en realidad una enorme
cabaña, era prácticamente en su totalidad de madera .La cocina funcionaba con
leña. La enorme chimenea siempre atiborrada de troncos y de ramajos ,hacía
múltiples funciones: calefacción, parrilla de barbacoa, iluminación de toda la
estancia.
Las cabras disfrutaban del bosque y
bebían en el arroyo, en el que los
varones de la familia-¡y Magüetina!-pescaban truchas y anguilas.
Magüetina se ensimismó, quizá
porque era día de milagros ,y se hizo noche de repente.
¡Unos haces de luz, con todos los
colores del arcoíris, la envolvieron!.
Casi petrificada, consiguió alzar
la vista: cien metros por encima de su cabeza, un enorme pájaro ruidoso era el
que enviaba los haces de luz.!Y en la cola llevaba una ESTRELLA BRILLANTE y
DESTELLANTE!.
¡Se quedó inmóvil!.
¡Eh, niña!.¿Cómo te llamas?
¡Soy Magüetina……¿Rey….Melchor?.
¡Sí, soy yo!.
Estupefacta, observó que detrás
suyo estaban Los Tres Reyes Magos, sobre los camellos. Gaspar y Baltasar
también la saludaron.
-Tú eres la hija del cabrero,
¿verdad?, preguntó Gaspar.
¡Sí!, ¿cómo lo saben?, se preocupó
la niña.
¡Mi niña, tenemos informadores!, y
la explicación sonriente de Baltasar le inspiró confianza.
-¡No tengas miedo!.!Acompáñanos y verás algo maravilloso!.!Y a tu hora de
siempre estarás en casa!!.Palabra de Melchor!.
La niña siguió a Los Reyes hasta un
claro del bosque próximo al arroyo, donde solían acampar los gitanos, y lo que
contempló la dejó sin palabras: ¡ un Belén viviente ,una vaca y un caballo
percherón comiendo hierba en el pesebre ,una hermosa, ingenua y feliz María
dando de mamar a un Recién Nacido guapo y sonrosado!.
José cortaba leña para que Su
Mujer Y su Hijo no tuviesen frío:! Hasta
en la manera en que manejaba el hacha se veía que era carpintero!.!Magüetina
algo entendía de eso!.
¡Qué guapa es La Virgen!.!Ah, si yo
fuese así de mayor!.!Y si tuviera un novio como José, y Un Niño como Jesús!. La
niña fue feliz dejando volar su imaginación.
Pero la volvió a la realidad la
actitud de Los Reyes.
Se pusieron de rodillas Los Tres,
cada uno con una enorme mochila entre las manos.
¡Aquí tenéis el ORO: Un pack de
recién nacido para El Redentor!.!Pañales, potitos, biberones, ropitas!, dijo
Melchor.
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