Anochecía en el barrio.
Media docena de amigos celebrábamos en LA CHOCOLATERÍA el inesperado éxito de nuestro amigo
MANOLO:!a cinco años de la jubilación dejaba de ser interino como profesor de
FRANCÉS y además le nombraban DIRECTOR DE LA ESCUELA OFICIAL DE IDIOMAS!.
-¡Soy feliz, y MANUELA más aún!.MANOLO, exultante, añadía,
irónico:
-¡Claro, los hijos nos traen cada viernes los nietos; y el
domingo por la tarde se llevan las fiambreras a reventar!.!Así que doblar el
sueldo nos viene de perlas!.
De pronto la calle se llenó de hombrecitos.
Dos de ellos se acercaron a la mesa y nos preguntaron
si podían probar los churros, una
novedad para ellos .Que hablasen un en apariencia perfecto INGLÉS AMERICANO
contribuyó a tranquilizarnos sobre sus intenciones.
Con la proverbial y consabida generosidad hispana les
invitamos incluso a una taza de chocolate.
¡Tenemos chocolate para toda la braña!, exclamó, jocoso,
OSCAR EL CUBANUCO, que luego se lanzó a explicar en PERFECTO INGLÉS DE VIRGINIA
a los dos pequeñitos lo del chocolate, la braña y los churros.
OSCAR había pasado su niñez y adolescencia con nosotros. A
poco de llegar LOS BARBUDOS al poder, su
familia se trasladó de LA HABANA a
nuestra ciudad, y lo dejaron con los abuelos paternos, mientras el resto de la
familia emigraba a NORTEAMÉRICA y se instalaba en NORFOLK, en el estado de
VIRGINIA.
Cuando OSCAR tenía dieciocho años vino su madre, una
señorona cubano-norteamericana guapísima ,a llevárselo para LAS AMÉRICAS,
aunque él preferiría seguir con nosotros.
Como su hermano mayor ya era OFICIAL DE MARINES en la gran
base naval a poco distancia de la
residencia de la familia, a OSCAR le vino de perlas hacerse SUBOFICIAL DE PORTAVIONES.
Viajó por el mundo, pero nos visitaba una o dos veces al
año, y así que pasó a la reserva, con muy buena paga, se instaló en la casa de
sus difuntos abuelos en compañía de su tercera y joven esposa.Las dos primeras
esposas, y una legión de hijos y nietos, se quedaron en LA TIERRA DEL TÍO SAM,
aunque de vez en cuando alguno aparecía a tocar las narices.!Pero EL CUBANUCO
los toreaba sin despeinarse, carcajeándose!.
¡Porque se carcajeaba hasta de su sombra!.
-¡Já, já, já!.!Las beatas y los de otros estados pronuncian
NORFOLK como si fuesen españoles, porque les da vergüenza pronunciarlo como los
nativos: NORFUCK!.
-¡Claro, FOLK significa PUEBLO, y FUCK significa chingar,
já, já, já!.EL PATER ZÚÑIGA, capellán hondureño de la base, me ordenaba, rojo
como un tomate: SARGENTO ,no diga palabrotas!.
-¡Digo la verdad: LA CIUDAD DE LA JODEDERA ,já, já!.!EL
CURA, si pudiese, me jodería con un buen arresto, já, já!.
Total que OSCAR nos facilitó la charla con aquellos dos
pequeñitos :JARED BODGANOVICH y MARTIN JENSSENS.
Les gustaba mucho el baloncesto, y no paraban de referirse
al gran ROSSI, un fortachón hábil y
rápido.
Estúpido de mí, les dije:
-¡Tened cuidado con
LOS ROSSIS y sus secuaces, que son peligrosos!.
¡No, no, nice, nice!.!No, no, buenos, buenos!.
Por provocar , añadí:
-¡Nunca iré a NORTEAMÉRICA, porque pueden detenerme por no
ser WASP, por ser HISPANO!.
¡No, no, no, no!.!Nounou nounou , su negativa a mi
afirmación sonaba casi musical, no sé si irónica, quizá cruel!.
Pero yo no perdía de vista a la calle y a los muchos
hombrecitos que por allí pululaban.
Henchido de pasión ciudadana, de sentido del deber ,me
indignó que uno de los pequeñitos se dedicase a cargar todos los tiestos con
flores, y las piezas de mobiliario urbano que conseguía desarmar, en las baldas de un
viejo camión aparcado cerca de LA CHOCOLATERÍA.
-¿Eh, qué haces, bribón?.!Así que venga LA POLICÍA te
pondrán firmes!.Acababa de pasar UNA PATRULLA DE LOS MUNICIPALES pero al
pequeñito se la traía al pairo.
¡LA POLICÍA está a lo
suyo, no a lo tuyo!.Me habló como si NO HUBIESE LEY.
-¡Deja de hacer lo que haces!, le ordené, fingiendo un fortaleza de carácter que no poseo.
¡No!.!Sólo obedezco a mi jefe!.
-¿Y dónde está?.
¡Al volante del camión!.
El camión , de color gris deshilachado, bastante vetusto, tenía
una cabina desproporcionadamente grande en relación a la carrocería.Al volante se
sentaba el que debía de ser el jefe:
-¿Eres tú el jefe?.
-¡Sí!.¿Qué cojones quieres?.El pequeño conductor no se cortaba un pelo.
¡Es que….!.El pequeñito al que yo me enfrenté primero
,parecía entrar en pánico.
¡Sube a la cabina!.Y el conductor, sentado en la parte
derecha, el camión era inglés,se apartó un poco para que el pequeñito infeliz
entrase.
-¡Vamos a ver!.Quise ponerme chulo, pero en ese momento
irrumpieron en la cabina tres pequeñitos, y OTRO ELEMENTO.
Ese OTRO ELEMENTO era paticorto ,tan ancho como alto, y sus
ojos azabache miraban amenazadores en medio de su cara oscura ,bajo su rizada
cabellera.!Me acojoné!.
¡Aquí sobras!.!Sube al ALMACÉN!.
EL ALMACÉN era una prolongación de la parte superior de la
cabina sobre el motor, en el que se apoyaba con dos barras de hierro en la
parte delantera.
En EL ALMACÉN se amontonaban siete u ocho sacos grandes que
parecían moverse, como si dentro llevasen un animal a punto de asfixiarse.
EL CONDUCTOR subió las escaleras a gran velocidad y sentí un
forcejeo:
¡Te dije que no hablases!.!Ahora te callarás para siempre!.Las
amenazas del JEFE DE PEQUEÑITOS eran terribles.
¡No, por favor, es que……!.!Ahhhh……..!.Sentí que EL PRIMER
PEQUEÑITO se ahogaba y que EL CONDUCTOR quizá lo estaba metiendo en un saco.
Quise entrar y poner orden, pero las miradas del MULATO
RIZOSO me paralizaron.
EL CONDUCTOR
descendió las escaleras a toda velocidad, y casi me dio con la puerta en
las narices.
¡A tomar por el culo!, dijo, arrancando a buena velocidad.
Los ocho sacos llenos de la parte superior de la cabina
seguían moviéndose, quizá anunciando muertes.
-¡Aquella tarde-noche, yo, y conmigo los demás, fui, fuimos
unos cobardes!.
LOS HOMBRECITOS se difuminaron sin que apareciese PATRULLA
POLICIAL ALGUNA antes del cambio de turno, a medianoche.
-¡Real como la vida misma!.
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