miércoles, 18 de octubre de 2017

LA MONJA CASADA


¡Sor, madre, hermana, o como quiera que se le haya de nombrar!:¿Usted nunca hizo el amor, es decir, nunca mantuvo relaciones sexuales con un hombre?.!No sé ni por qué le hice la pregunta!

-¡No, pero no fue por falta de ganas!.!Me debo a mis votos al igual que las mujeres casadas se deben a su marido!.!Pero en sueños y pensamientos…….!.

La monjita fue sincera y precisa, pero no utilizó términos al uso: cuernos, adulterio, etc.

Fueron siete  horas de conversación  en el autobús que nos traía de La Villa y Corte  hasta La Perla del Cantábrico:!la monja confesó tener setenta y nueve años y una apertura mental más en la línea de una treintañera!.

Venía de La Residencia de Monjas Ancianas que Las Hijas de la Divina Pastora tienen en Madrid y la esperaban un grupo de curas y monjas para celebraban una especie de retiro-convención en una localidad de Los Picos de Europa..

¡Mis amigos y amigas son todos muy abiertos, incluso hasta una amiga que es monja de clausura!.!Dios no nos quiere tristes y prisioneros!
.
Le llamaban Sor  Fátima, pero su nombre real era Samira María del Santísimo Sacramento Sabio Azzi:

-¡Fátima contenta a tirios y a troyanos, a musulmanes y cristianos!.!Y es que soy hija de un cruce muy peculiar!.

El Doctor Aquilino Sabio, un joven ginecólogo de una famosa familia de médicos de Granada ,ansioso por saber más sobre  la civilización que durante ocho siglos había dominado  Al Andalus ,se fue a una ciudad privilegiada en aquel entonces: Beirut.

Mientras completaba su formación en La Universidad Francófona, se enamoró de Alia Maria de la Anunciación Azzi ,su compañera de Doctorado, perteneciente a una acaudalada familia de cristianos maronitas .Se casaron y tuvieron allí a su primera hija, mi compañera de viaje en el autobús del Cantábrico.

Establecidos primero en Granada y luego en Madrid, se sirvieron de esa ambivalencia cultural, lingüista y religiosa para ir capeando los temporales que cada poco surgían por acá y por allá en este mundo.!Era La Belle Époque, un tiempo feliz en Europa y en El Líbano!.!Nuestra futura monjita era feliz en su tierna infancia!.

Cuando llegó La Guerra del Treinta y seis, toda la familia se encaminó a Beirut.!Nuestra amiga tenía diecisiete años!.!Dos hermanos y dos hermanas, alternándose por sexo, chico-chica, tenían entre nueve y quince años, y habían nacido ya en Madrid!.

Regresaron a La Península en mil novecientos cuarenta y tres y la ya Doctora en Ginecología ingresó en la Orden de la Divina Pastora.!Eran tiempos de guerra en Europa, de postguerra y miseria aquí!.

Trabajó con las mujeres más humildes de España y del África Española, fundamentalmente en Las Plazas de Soberanía y El Protectorado, donde su labor resultaba más eficiente que la de cualquier colega varón cuando había de por medio mujeres musulmanas.

Llevada por su vocación de servir a las mujeres más desfavorecidas, convenció a su Orden para que la dejasen participar en un Proyecto Auspiciado-¡curiosamente!-por Hussein de Jordania: una O.N.G. sanitaria  surgida en La Universidad Francófona de Beirut!.

La Cruz Roja Internacional ,su equivalente La Media Luna Roja, y varias instituciones altruistas, tanto confesionales como laicas ,instalaron en Amman una  Clínica Ginecológica con el asesoramiento del Hospital Universitario Francés de Beirut:! su labor sería extraordinaria, impagable!.

Comenzaba la vorágine de los petrodólares, los jeques de La Península Arábiga tenían dinero a espuertas, y Amman era el puente entre el mundo cerrado  de La Meca  y las ciudades alegres de Beirut, Damasco y Estambul:!Hussein era muy práctico, su inteligencia era su petróleo!.

-¡La idea no parecía muy ortodoxa, pero resultaba muy eficaz!.!Las millonarias mujeres e hijas de los jeques pagaban una fortuna por la atención de un equipo ginecológico exclusivamente femenino!.!Con las ganancias, se podía atender, incluso dotar para sus necesidades futuras, a las mujeres humildes de todo el ámbito musulmán!.

-¡Muchas veces completamos labores que en su conjunto serían ilegales!.!Jóvenes desangrándose por la acción de una abortista carnicera y que nosotros salvábamos!.!Hacíamos la parte final de una interrupción voluntaria del embarazo!.!O forzada por padres o maridos, por razones económicas o de honor!.

-¡Pero lo más simpático de esta historia fue que hube de casarme para poder trabajar en Jordania, já, já!.!Una monja casada, já, já, já!.Mi interlocutora  se sentía feliz al confesármelo.

¿Una monja casada?.!Nunca oí tal!.

-¡Bueno, ahora viuda!.!Pobrecito mi Hanna!.y la buena mujer parecía recordar a alguien a quien apreciaba mucho, pero no al estilo de una pareja.

-¡Dios se sirve de múltiples modos para que encontremos el buen camino!.!A veces caemos en la cuenta de que el camino es malo y nosotros mismos procuramos el bueno!.!Por ejemplo, monjas que se enamoran del confesor y se van con él!.!Prostitutas que se meten a monjas, cansadas del mundo!.!O monjas a prostitutas, cansadas del convento!.!Parece increíble, pero hace cinco años, se salió una monja de mediana edad, que llevaba desde los quince en el convento, y al mes estaba prostituyéndose por las calles de Valencia!.!Hasta esa seguro que reflexiona y vuelve al buen camino!.!Pero necesita experimentar el libre albedrío, no la imposición!.La monja me recordaba más a un racionalista francés agnóstico que a una virgen consagrada.

¿Pero eso de monja viuda y casada….?.!No lo entiendo!.

-¡Te explico: Hussein era práctico pero no podía cambiar ciertas leyes islámicas!.En Jordania una mujer extranjera no puede vivir sin la autorización del padre o del marido.!Así que me buscaron un marido, já, já, já!.

-¡Mi Hanna, Juan en árabe, que Dios tiene en su gloria hace diez años, era cristiano maronita, viudo, padre, abuelo y bisabuelo de familia numerosa, tenía treinta años más que yo, y se había recogido en el Convento de los Jesuitas de Beirut!.!Era una especie de hermano lego, e hizo un gran servicio a la humanidad casándose conmigo!.!De cara a los papeles, já, já!.

¡Pero él, siendo árabe….!.¿Nunca quiso…ejercer el débito conyugal!.Me atreví una vez más a meterme en profundidades. La monjita era muy cordial y confiada.

-¡Já, já, já!.!Nunca!.!El, sopitas y buen vino!.!Y es que a su edad……!.!Me abrazaba llorando y decía que yo era la mejor de sus hijas!.!Y yo le mimaba como a un padre de verdad!.

-¡El mejor árabe que conocí!.!Mi madre me decía: nunca te cases con un árabe!.!Antes métete a monja!.!Y me metí, já, já!.!Árabes los hay por doquier!.

-¡Tú sí que pareces bueno y no tienes nada de árabe!.!Quizá contigo…..ya sabes…si yo no fuese monja y vieja….y tú joven y casado!.

¡Bueno, tengo pareja, pero no estoy casado!., contesté ruborizado, y a la vez alegre, porque ni a un tonto le amarga un dulce.

-¡Pues felicítala de mi parte, por la suerte que ha tenido!.!Y ya sabes, si un día en Madrid no tenéis donde alojaros, venid, que os invito a mi residencia!.!Aunque no estéis casados, porque Dios nos quiere a todos!.

Acabó el viaje y se la entregué a un viejo cura que la esperaba en la estación, y al que allí mismo comenzó a hacer feliz.

¡Que Dios guarde a aquella monja casada y viuda!.




.

No hay comentarios:

Publicar un comentario