EINSIEDL

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viernes, 26 de febrero de 2016

XERA VERSUS GERA


Quizá se escuche veinte veces más XERA  que GERA, para referirse al TSUGAR  ,casi VITSA/BITSA del  partido de LA ALLANDESA, de fama mundial por su FERIA DE TODOS LOS SANTOS, nada que envidiar a la SCARBOROUGH FAIR medieval, aunque ésta dure más días y se celebre en verano.

Hasta pócimas de amor confeccionan las nuevas BRUXAS, también algún MELECINEIRO, no sé si  aportando SALVIA, PEREJIL y TOMILLO al mejunje, pero ROMERO seguro que sí, pues eso proclaman los feriantes.

No sólo el día PRIMERO DE NOVIEMBRE, pero tres días antes y tres después, XERA/GERA se transforma, revive su glorioso pasado, aunque adaptándose a los tiempos.

Ya no hay FERIA DE TSACIANIEGOS, los dizque PERFECTOS CASTETSÁN-PARLANTES-unos sí, otros no, más bien LUSO-BERCIANOS-que se ofrecían para que los niños XALDOS,VAQUEIROS, MARUYOS ya MARIÑANES pudiesen oír con perfecta dicción LA LENGUA DE CERVANTES sin salir del TSUGAR, LA BRAÑA o LA MARINA, y que eran contratados  como MAESTROS RURALES a cuenta de las familias de los niños
.
Pero sí siguen viniendo UNOS FARSANTES llamados POLÍTICOS, a vender gato por liebre, lo mismo que algunos TSACIANIEGOS presumían de TITULADOS porque habitualmente decían AZADA,YUGO, MARTILLO y YUNQUE ,en vez de FESORIA/XADA, XUGO, MARTIETSO ya INCLA.

Ya no hay ZÍNGAROS/GITANOS HÚNGAROS  tocando LA PANDERETA para que bailase UN OSO sobre UNAS RIASCAS, pero siguen viniendo TRUHANES, algunos hasta son buena gente, para hacer SU ZAFRA.

Tampoco quedan ya AMARRADORES, es decir, practicantes del deporte de LA AMARRADIETSA, muy querido por LOS BORRICONZONES  de TODA LA PIEL DE TORO para medirse con RIVALES TAMBIÉN BORRICONZONES de otras latitudes, y regresar a sus lugares de origen luciendo sobre sus cabezas LA INVISIBLE PERO PROCLAMADA CORONA DE LAUREL, y sí que vienen PELIGROSOS PISTOLEROS que no dudan en CORTAR DEDOS o TIROTEAR CABEZAS a LOS CLIENTES que no paguen SUS DOSIS.

LAS RESES no están en VENTA :Son de EXPOSICIÓN y CONCURSO, pero sirven de acicate para que LOS MERCADERES  y LOS GANADEROS  negocien usando las nuevas tecnologías.

-¡Mira que SELFIE me hice con EL TENRAL de LA CUBANA!, y el PAISÁN muestra al TRAFICANTE  la foto en su móvil con EL XATO de LA CUBANA(bonito  nombre para una hembra bovina).

Y así sucesivamente, si no fuera porque ya sólo dicen XERA los viejos y los estudiosos de LA FALIETSA.

¿Sabe algún ENTENDIDO explicar por qué en los documentos es GERA y en la expresión es XERA?.

A mí me resulta casi tan raro como transformar XARDÓN en ACEBO, hablando de un árbol, o en JARDÓN, hablando de un apellido.

Y  es que el amestamiento promiscuo de LA FALITESA ORIXINAL con los idiomas que enfrentan EFE, HACHE ASPIRADA=JOTA DEL CASTETSÁN=EQUIS DE LA FALIETSA,HACHE MUDA nos lleva a un lugar lejano y desconocido.

“FEMA, JEMBRA, HEMBRA ,¿ por qué no XEMBRA?.

MOFAMED, MOJAMED, MOAMED,¿ por qué no MOXAMED?.

GERA, XERA,¿ por qué no FERA?.

XARDÓN, JARDÓN, ¿Por qué no HARD OAK?”

Si alguien supiese explicar esto, con una sola palabra definiríamos toda la historia de GERA, de cualquier lugar, de cualquier civilización.

Pero ni los alemanes que conozco saben explicarme el origen de su GERA ,una ciudad de 120.000 habitantes situada a 70 kilómetros al Sur de LEIPZIG, importantísimo centro cultural del mundo germánico, durante medio siglo escondidas ambas, GERA y LEIPZIG ,tras el TRISTE TELÓN DE ACERO.

Algún día encontraré el equivalente alemán de” a XERA ya  toda la carretera” ,algo así como”para triunfar hay que ir a GERA y desde allí empezar a recorrer los caminos del mundo”.

Quizá”a LEIPZIG y toda la carretera” sería lo más apropiado, es decir, “ viajar al CENTRO DE LA CULTURA GERMÁNICA”, aunque allí LAS CARRETERAS  tienen MALA FAMA HISTÓRICA, porque LOS CAPITOSTES DE LA DDR=REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA, quisieron destruir EL CASCO HISTÓRICO DE ERFURT, importantísima ciudad  en las cercanías de GERA y LEIPZIG ,para construir UNA AUTOPISTA, y  sólo LA CAÍDA A TIEMPO del MURO DE BERLÍN evitó el PIEDRICIDIO/PETRICIDIO.

¿Habrá ocurrido algo similar en la historia de XERA/GERA?.

No me extraña, porque ICONOCLASTAS los hay por doquier .Son ellos los que IGUALAN por ABAJO a TODOS LOS PUEBLOS DEL MUNDO.


DOCE PÁGINAS DE LA ARCADIA PERDIDA


José Manuel  estuvo caminando por  los accesos a La Helechosa y a La Collada hasta que ya era casi de noche, dejando volar sus pensamientos hacia lugares remotos y circunstancias totalmente ajenas a lo que de verdad ocurría :su padre estaba muerto, y su madre iba a estarlo en dos semanas.

Dios es bueno desde el Sinaí y el encuentro con Saturnino, María y Justo, fue providencial.

Se encontraba yendo y viniendo entre puntos cada vez más próximos, inconscientemente como un animal acorralado, aunque  su cabeza estuviese, por fortuna para su salud mental, en Babia ,y cuando realizaba  el tercer viaje de vuelta entre Valdepipe y Valdesalguero, dos fuentecillas receptoras y desaguadoras de sendos arroyos con sauces en las orillas ,despertó entre asustado y sorprendido, positivamente, de su ensoñación, casi de su sonambulismo, al tropezar con La Familia Benefactora y sentir un golpe en el brazo

-¡Despierta, hombre!, le dijo Justo a la vez que le golpeaba ligeramente en el brazo izquierdo

¡Ah, que susto!.!Menos mal que sois vosotros!, y José Manuel .por primera vez en días ,sonrió un poquito.

-¡Anda!.!Ven a cenar con nosotros y luego Justo te acompaña de regreso!, y el adolescente aceptó tácitamente la invitación de María, porque su instinto de animal acorralado le llevaba a buscar un refugio, así que dio media vuelta y les siguió hasta La Helechosa.

¿Pero no estarán preocupados por mí en mi casa?, preguntó inocentemente el infeliz mientras saboreaba unas patatas fritas con huevos y chorizo, especialidad de la dueña de la casa.

-¡No te preocupes, que tu madre y tu hermana seguirán dormidas hasta el amanecer y……..!,Saturnino lo tranquilizó, a la vez que las lágrimas afloraban en sus mejillas, porque se había cortado antes de decir ”y tu padre está muerto”.

Conversando con aquellos amigos, mientras engullía un  tazón de leche recién ordeñada, a rebosar de migas de pan casero , la pantagruélica combinación de cena y postre de los adolescentes campesinos de aquellos años, se fue enterando de los planes y proyectos del marido de su hermana para hacerse con el control de la heredad que un bisabuelo trashumante y una bisabuela sedentaria habían creado sobre un sotobosque.

María, Saturnino y Justo aprovechaban la presencia de los padres de Álvaro, que se harían cargo de la situación, bajo el imperio de su hijo ,para descansar de aquellos dos días interminables, y para volver al día siguiente a despedirse de Gaspar y a seguir colaborando en todo lo que se les dejase, y ellos pudiesen, que era mucho.

-¡María, Saturnino, y tú, chaval, podéis iros a descansar a casa, que os lo merecéis!, dizque ordenó Álvaro en plan hipócrita, mientras presentaba al trío que les sustituiría.

¡Mis padres y tío Olayo cuidarán de la casa, de las enfermas, y de todo lo demás!, y Justo miró con mezcla de miedo y de rabia, como le había sucedido con Crispín, al tío Olayo , o sea, el famoso guardia forestal Layón , hermano de Fausto, el abuelo de Álvaro y fundador de la dinastía de los Temprano.

Saturnino era muy simpático, charlatán, y de hacer muchas amistades por doquier, y  como además también era tratante de equinos y no se perdía feria alguna de Las Navas ,Somiedo,Brañagrande,  A Fonsagrada ,Las Brañas  ,Trevías o Villablanca ,podía dar fe de todos los antiguos compañeros suyos de campamento , cuartel o batallón de guerra, repartidos por las muchas aldeas y núcleos de población de las tres provincias que confluyen en Los Ancares, la mayoría ya abuelos, y el intercambio de información con esos muchos amigos-pocos eran los que se limitasen a simples conocidos-le permitía estar al tanto de todos los dimes y diretes, y a pronosticar alianzas matrimoniales, trucos notariales,etc.

José Manuel escuchaba con asombro e interés cómo Saturnino le confesaba haber tenido de compañero en la mili a Gabriel, el padre de Álvaro, y cómo conocía de cabo a rabo la evolución social y patrimonial de los Temprano.

-¡Grabelín nació en Casa Los Carboneros de La Corra ,era el segundo de los hermanos varones, por tanto un segundón, y le esperaban Las Américas, pero” la Soledad” le cambió el destino ,já,já ¡.

¿Cómo la soledad?, preguntó José Manuel, al que  desconcertaba el tono irónico de Saturnino.

-¡Já,já!.!Soledad es la suegra de tu hermana Luisina!.

¡Bueno, perdona el chiste, no era mi intención!, y  es que Saturnino quería animar al chico sin inferir  ofensa alguna a la memoria de Gaspar.

Poco a poco, Saturnino fue desgranando la historia completa de los Temprano, desde que un guardia civil de Medina de Rioseco llegó a Las Brañas hasta que sus hermanas se entregaron a los nietos de Fausto, que así se llamaba el guardia, en días quizá”infaustos”.

Fausto ,ya casi nonagenario pero aún de pie, y José Manuel no pudo por menos que evocar al viejo terrateniente de “La Efigie Maragata”, de Concha Espina ,para ascender a Cabo Primero tuvo que trasladarse a Las Navas y después a Brañagrande, para regresar a Las Brañas ya como Suboficial, y de su recorrido por las tres comarcas sacó buen provecho para sí y para los suyos.

-¡Cazurro con suerte!.!Aquí encontró la Piedad!, y ahora José Manuel  ya no puso cara de asombro ante la facilidad para el ripio y la ironía de la que hacía gala el padre de Justo.

¡Pero de joven sería tan cabrón como Crispín!, matizó el hijo de Saturnino, y al oír el nombre maldito, a José Manuel le afloraron las lágrimas .

-¡Tranquilo, no pasa nada, sigue cenando!,y María, acariciando la espalda del adolescente, volvió a hacer el milagro de apaciguar las locuras y desesperos del joven huérfano,  de paso que reprobaba, con su consabido  mover la cabeza ,a Justo, incapaz de reprimir su innata querencia anarquista.

¡Perdón, pero es que me enciendo!, se justificó Justo(valga la redundancia).

El abuelo de Álvaro, de buena presencia, más bien blanquecino para su origen, aunque no muy corpulento ,muy  astuto , y antes manipulador psicológico que maltratador físico ,se enamoró de Piedad, la hija de Acación de Serandi y de su esposa Manuela la Paredana .

-¡Miel sobre hojuelas ¡, exclamó Saturnino de paso que continuaba su narración ,y es que al bisabuelo de Álvaro le venía que ni pintado un guardia civil para garañón familiar, ya  que Piedad sería la truncaría ante la decisión de su hermano  de continuar en Nueva York.

Kaseíto era el nombre”portorriqueño” de Acacio Rodríguez Merás ,tío  de Álvaro ,solterón empedernido ,emigrante en la juventud al Caribe y luego ya radicado para siempre en La Gran Manzana, donde puso en marcha numerosos negocios, algunos de dudosa reputación pero que le permitían  venir cada tres años a mostrar su éxito ante los envidiosos de siempre.

Kassey para los gringos ,Acacio también era conocido como “el yanqui”, ”el americano” o “el cubano”, adjetivos muy favorables en aquella época, por lo que significaban de poder y de riqueza.

Y por fortuna para los planes de Fausto, el rico emigrante  renunció  a todos los derechos sobre el patrimonio familiar, a cambio de que se le dejase disponer de ”la casa vieja”, de la habitación de su niñez, cuando visitase el predio natal.

Digamos que ”la casa vieja” ,en cuyo bajo se guardaba el vetusto y elegante ”haiga” Old Rambler con el que Álvaro presumía ,fue remplazada como residencia familiar por “la casona”, la imponente mansión de Los Temprano ,y, lógicamente ,construida  a expensas de Kaseíto.

Fausto se casó con Piedad, y poco a poco, sin doblar la cerviz-ya lo hacían Acación y los criados, incluso Piedad y La Paredana-se hizo con el control del inmenso predio, que él se encargó con astucia de multiplicar por ocho o por diez.

Porque en su incesante ir  y venir entre el cuartel y  Serandi, para cumplir con el débito conyugal, del que nacieron Acacio/Kaseíto y Soledad ,y para ganarse la confianza del avaro Acación-¡tal para cual!-siempre sacaba tiempo para visitar a diferentes instituciones y personas que podrían ayudarle a convertir la antigua Casa Plácido, en aquellas alturas Casa Cacio, en la imponente propiedad(“Patsera”, decían los viejos ,en una palabra  de claro origen germánico)de Casa Temprano ,símbolo de La Reconquista al revés, con Los Mesetarios imponiendo su fe y costumbres a Los Cantábricos.

Por aquellos tiempos, primer cuarto del Siglo xx, se empezaba a gestar una nueva ley de montes comunales, el poder de las guarderías  se apoyaba en el soporte combinado de los municipios y de la Guardia Civil, así que pronto los caciques empezaron a sacar provecho de la nueva situación, y Fausto, como yerno de Acación y consorte de la heredera ,Piedad ,puso manos a la obra.

Encima, milagro sobre milagro, el primer Capataz de Guardamontes de la Demarcación Brañega del Incipiente Consorcio Forestal del Estado ,iba a ser un Brigada Legionario en la reserva ,un tal Bibiano Temprano.

Se supone que Fausto, ya Sargento de La Benemérita en Las Brañas-un viejoJeep, primer vehículo del cuartel ,aparte los autobuses de línea, facilitaba que el Suboficial durmiese cada dos días con su mujer en Serandi-movió los hilos para que su hermano obtuviese como empleo público complementario la Jefatura de los Guardamontes de Las Brañas ,Brañagrande y Las Navas ,Trevías ,El Palo y Los Oscos, veinte hombres a su mando, casi todos militares y guardias civiles en excedencia o en la reserva, acostumbrados al palo  y estate quieto, y  que enseñarían a los campesinos quién manda y quién obedece.

Fausto y Bibiano pusieron en marcha una operación que cincuenta años después parecía un latrocinio, pero ya imposible de corregir: “la privatización de la Sierra Alta”.

Sierra Alta era un inmenso monte común del municipio de Brañagrande, un Altiplano con límites al Oeste por el Valle de Fontoria,  al Este por el Despeñadero del Valfagón ,al Norte por  las parroquias de San Miguel,Orderias y Las Navas, y al Sur por el alfoz de Brañagrande.

Aquel terreno de casi cinco mil hectáreas era divisoria de cuencas hídricas :Brañagrande, que se divisaba allí abajo ,era la población de más postín de la cuenca del Río Praviano, que fluye de La Cordillera Cantábrica a San Esteban ,y LasNavas era famosa por confluir en sus inmediaciones los principales afluentes  del Río Céltico o Esva, que lleva las cristalinas gotas sagradas del Motseiroso a bendecir La Mar Océana en el estuario de La Regalina.

División hídrica motivo de disensos entre Las Brañas y Villablanca, con Brañagrande pagando los platos rotos al no disponer en La Gran Capital de “hijos predilectos” y de ”padrinos de altura”.

A José Manuel le sonaba un poquito la historia, porque algo había oído durante su estancia en el convento, pero nunca le había prestado mucha atención, y justo ahora, con su padre muerto en La Reguera, y él cenando en La Helechosa ,en su mente simple  se estaba encendiendo una lucecita al socaire de la narración de Saturnino, y la figura de su cuñado y toda la estirpe maldita de Los Temprano  aparecían como  una visión aterradora.

José Manuel entendió porqué  cuando Diógenes venía a comprar madera a particulares, el guardia forestal Pepe el Temprano, que sólo había estado en Las Navas algún tiempo, y ya llevaba más de una década en Las Brañas ,acompañaba también al guardia forestal de zona y mediaba en los precios de los pinos: habían sido plantados” a medias”.

“A medias”, era una invención de Fausto y Bibiano para que el dueño del monte aceptase que, a cambio de poner el terreno, la Forestal, que era la denominación simplificada del entramado mafioso , aportaría  los plantones y la mano de obra ,las licencias pertinentes, y a los diez, quince, dieciocho años, según las circunstancias ,los ingresos por la venta de los árboles se repartiesen  al cincuenta por ciento

-¡Ya ni nos acordábamos de que la mitad era para Pepe el Temprano! ,era la exclamación de muchos padres, según le contó más de un amigo a José Manuel.

La fraternal unión del civil y del forestal se puso en marcha en toda aquella inmensa zona, así que las ganancias para el clan de Los Temprano alcanzaron  cifras insospechadas para aquellos nacidos en tierras secas y de frecuentes hambrunas.

-¡Qué tonto soy!.!Pepe y Álvaro son parientes y yo no caí en la cuenta hasta ahora!, no pudo por menos que exclamar José Manuel.

El gran banco de pruebas fue todo el terreno de Sierra Alta: Bibiano y Fausto , por las buenas, siendo a veces hasta un poquito generosos, o por las malas ,que pocas veces sucedió, aunque siempre hay “ algún maldito sinvergüenza rebelde que no se deja pisar en defensa de lo suyo”, realizaron una multiplicidad de operaciones de compra-venta con los propietarios legales de las parcelas fronterizas del Altiplano y poco a poco se hicieron con el control de todo el terreno y lo convirtieron en un enorme pinar inscrito a nombre de Fausto , Bibiano, y  también de Olayo cuando se incorporó como forestal de Las Navas.

Acación, que tenía alguna parcela colindante con el predio espoliado, también obtuvo provecho, lo cual serviría para que sus descendientes, y también descendientes de Fausto, fuesen los más ricos no sólo del Valle de Fontoria sino de todo”lo conocido y por conocer”, en hiperbólica  definición de los exagerados de turno.

Acabada la cena, Saturnino  finalizó su relato, y mientras encendía un cigarrillo-también fumador empedernido, como Gaspar-salió para inspeccionar a los animales, mientras que Justo apuró a José Manuel para regresar a La Reguera.

-¡Mamá, nosotros ya nos vamos, que José Manuel necesita descansar!.

¡Está bien ,hijo!.!Pero tú también tienes que descansar, así que no tardes!.

-¡Sí, en un par de horas!, y ambos muchachos salieron a la calle, no sin que antes María fortaleciese con su abrazo a José Manuel, el cual no dijo ni una palabra, aunque los lagrimones que cubrían su rostro significasen no sólo pena sino también agradecimiento.

-¿Quieres un pitillo?, y la pregunta de Justo sorprendió doblemente a José Manuel.
¡No, y no sabía que fumases!, contestó el infeliz.

-¡Sí, y mi padre lo sabe, pero mi madre me echa la bronca, así que prefiero hacerlo a escondidas de ellos!,y José Manuel, astuto por una vez, comprendió la prisa de Justo por acompañarle de regreso, y los lagrimones dieron poco a poco paso a una faz risueña.

Pero poco dura la felicidad en casa del  pobre: a medio camino entre La Helechosa y La Reguera, creyeron morirse de pavor al ver ante ellos un espantajo, una figura horrible.

Quedaron paralizados ,inmóviles, y sólo empezaron a reaccionar cuando tras la linterna que les deslumbraba distinguieron el rostro  del temido Layón.

-¡Já,já, rapaces, noto que aún no os salieron los espolones ,y  os morís de miedo!,!Já,já!, y las carcajadas del tio Olayo  hicieron eco en el valle, y quizá despertarían a algún vecino de Rotaeras o de San Ramón.

-¡La de noches que hice guardia yo por aquí, con mi caballo y mi escopeta, para poner orden a los furtivos!.!Y entonces había lobos y osos, pero también cojones, já,ja´!.!Me apetecía volver a repetir aquellos tiempos, y me encuentro con dos miedosillos,já,já!.

-¡Bueno,seguid a lo vuestro!, remató el viejo carcamal con su agresivo comportarse ,algo genético que en  un legionario puede alcanzar elevadas dosis de violencia próximas a la criminalidad.

¡Adiós, Layo, y cuidadín, que ya no hay lobos ni osos, pero sí jabalíes asesinos,já,já!.y Justo, para sorpresa de José Manuel, y quizá del propio forestal, recuperó su punto de anarquista.

-¡Já,já, rapaz, en la mili ya no serás tan gracioso! ,y  Olayo dio por zanjado su exordio, casi conversación al final por la salida de Justo ,y caminó lentamente en dirección a La Helechosa, mascando a la vez  que el tabaco de su maloliente cigarro de picadura la constatación de que era un viejo carcamal  y no el  poderoso sargento legionario que décadas antes había roto los dientes de muchos soldados y de algunos ganaderos.

¡Menudo barullo que hay delante de tu casa!.!Parece una feria!.!Y es que tu cuñado es una máquina de charlar!, y la afirmación de Justo espabiló al fin a  un José Manuel más consciente, al socaire de la narración de Saturnino, de que su vida estaba en las manos del terrible clan venido de La Meseta.

Pero era una consciencia fatalista, así que hizo de tripas corazón y entró en la casa, para pasar las últimas horas con su padre, las últimas semanas con su madre, y, quién sabe, hasta con sus hermanos , Luisina, y los  Argentinos, Hilda y Serapio, que llegarían en horas.





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miércoles, 17 de febrero de 2016

ONCE PÁGINAS DE LA REGUERA


La primera noche del velatorio de Gaspar fue muy larga para algunos, llevadera para otros, pero José Manuel nunca sería capaz de hacer una valoración, porque  su estado de ánimo fue tan cambiante que tristeza y alegría, constataciones intermitentes de ser  ora un adulto ora un niño grande, se agolparon en su cabeza, bajaron a su corazón, pero nunca dieron a luz una voluntad formada que le permitiese un duelo verbal e incluso intimidatorio con Álvaro, que poco a poco copaba todas las posiciones que hasta entonces habían sido del difunto Gaspar.
La casa mortuoria se convirtió en  una especie de mercado, con sus tratantes y trapicheos, una taberna con sus tertulias de bebedores, alguna bebedora también, un centro de comadres y cotillas, algunas noticias interesantes, que a  José Manuel le dieron mucha información, en resumen, una celebración para romper la rutina aldeana, lo mismo que un nacimiento, una boda o las fiestas patronales.
Saturnino pudo organizar las tareas agropecuarias  sin preocuparse de las órdenes de Álvaro, ya que éste sólo paraba unos minutos  para comunicar, a su modo, las gestiones realizadas en Brañagrande, en Las Navas, en su propia casa de Serandi, e incluso en Las Brañas, donde vivía parte de su familia paterna.
Rápido como una flecha en sus decisiones de avaro, y José Manuel se sorprendió a sí mismo, con alegría pasajera dentro de un tan doloroso trance, por el elemental descubrimiento lingüístico, avaro=Álvaro, el de Serandi no dudó en regresar del primer viaje a casa trayendo en el remolque del tractor su veterana Lube Ren, la que había encandilado a la infeliz de Luisina, para después desplazarse a los diferentes lugares con toda comodidad y rapidez
La madre y la hija ,la moribunda  y la preñada, la viuda y la huérfana ,que todo eso eran, aparte de infelices, Ermelinda y Luisa Sofía, deambulaban entre la habitación, el velatorio, la cocina y el excusado, aumentando con las horas su nerviosismo, conforme su medicación inyectada por Pepe el Practicante perdía fuerza.
Alguien había sugerido que Atilano, primo segundo de Gaspar, pusiese la segunda inyección de las diez recetadas por Don José a Ermelinda, para que se volviese a dormir  Y  Sonsoles, la imprudente esposa del eventual enfermero, hasta lo presionaba para que también inyectase a Luisina, cada vez más un manojo de nervios y un torrente de lágrimas, suspiros, hipos y sollozos.
Menos mal que María pidió que esperasen  un par de horas, para que Justo bajase en bici a Las Navas a solicitar los servicios de Pepe  el Practicante. Se calmaron todos los presentes, hasta las enfermas.
Y es que María, y en apariencia Gaspar, triste contraste, eran los únicos que no se dejaban llevar por los nervios.
Todo se tranquilizó definitivamente  a media tarde cuando el biplaza manivelo de Diógenes apareció camino arriba, acercando al galpón al viejo cura.
-¡Calma, borriquinos, que yo le pongo la inyección a Ermelinda!, y el Párroco , de paso que preparaba la jeringa,  comenzó a  explicar sus conocimientos de Medicina, aprendidos durante sus años de misionero en Las Pampas.
José Manuel ,bastante centrado dentro de la bipolaridad que se apoderaba de él, escuchó con interés las narraciones de Don Francisco y observó, entre admirado y agradecido, cómo aquel anciano de sotana no desmerecía en absoluto de la profesionalidad  fuera de toda duda de Pepe el Practicante.
-¡A Luisina no hace falta pincharle!.!Que tome una infusión cualquiera con estas hojitas que traigo yo aquí!.
El sacerdote sacó del bolsón negro que  había traído un maletín similar al usado por médicos y enfermeros .Dentro quedaba otro bolso, y asomaba una estola sacerdotal.
-¡José Manuel, santín de Dios!, exclamó el cura, y al rapaz le afloraron los nervios, ¡pon el  bolsón en el cuarto de tu madre, y que nadie lo toque, que dentro va el Señor! Y el adolescente sintió una mezcla de desazón y de autocomplacencia, porque los nervios y un incipiente odio a la humanidad le carcomían, y, por el contrario, la petición del Párroco lo devolvía a sus mejores momentos de Postulante-futuro sacerdote dominico.
-¡Mariína, mujer, haz el favor!.!Hierve agua y échale estas hojas ,como si fuesen tila o manzanilla!, y Don Francisco entregó a la benefactora una bolsita de plástico con hojas verdes, de las varias que llevaba dentro del maletín.
-¡De paso, hierve también el agua para esterilizar las jeringas!.
Ciertamente, aquel Párroco valía un Potosí, pues también era experto en  tratar animales, y las charlas entre él y  el difunto sobre los caballos argentinos eran una mezcla de conocimientos, chascarrillos, historietas, sonrisas de satisfacción, entre sorbo y sorbo de café negro, de vino o de cualquier licor.
Los quince años de misión le dejaron tiempo para hacerse Enfermero Titulado y Ayudante Veterinario, y sus visitas a la estancia de Molinón, con sus muchas vacas y otros tantos”tamos”, como dicen allí, así como caballos y ovejas ,le permitieron ejercer la Medicina tanto en la vertiente humana-con los patrones, y los más de veinte gauchos al servicio  de Serapio-como en la veterinaria, y experimentar con las numerosas plantas ,hierbas y frutas que allí se producen, tradicionalmente usadas para extraer remedios  contra cualquier enfermedad.
Mientras María preparaba la infusión con las yerbas del cura, para curar, valga el juego de palabras ,o aliviar ,más bien dormir a Luisina ,Don Francisco hacía un alto en su actividad sanitaria para desempeñarse como sacerdote.
-¡Ermelinda, antes de que adormezcas, vas a recibir la Sagrada Comunión!.!Y luego descansarás dulcemente, escuchando la Celebración de la Palabra!.
¡Silencio, borriquinas!.!Rezad en silencio por Ermelinda, por Gaspar y por los suyos, y por este pobre servidor suyo, vuestro párroco!!Aquellas de vosotras que queráis comulgar ,podréis hacerlo al final de la Celebración de la Palabra, después de aplicar”los remedios” a Ermelinda y a Luisina!
José Manuel había oído que ”los remedios” eran los medicamentos en Sudamérica, pero  se preguntó si Don Francisco también se refería a”la curación del alma”, y esa disquisición mental suya le apartó por unos minutos de la pena que le embargaba, de la depresión que se estaba apoderando de él.
Tanto se aisló de lo que allí sucedía que ni de monaguillo ejerció cuando el Párroco extrajo de su enorme bolsa una patena , una custodia y un copón con tapa, y los colocó sobre la mesa lateral de la habitación ,se puso  la estola, se arrodilló e, hizo  una breve oración en Latín.
Sonsoles-¡quién si no!-se apresuró a hacer de”monaguilla”, inaugurando quizá uno de los muchos cambios que se avecinaban en la Iglesia tras el Concilio  auspiciado por el Papa  Juan, también  difunto en velatorio, y que según Don Francisco haría su primer milagro con el pobre Gaspar.
Así que el sacerdote aprobó con una sonrisa socarrona la decisión de la mujer de Atilano, que le ayudó con trémula emoción en la tarea de suministrar  las Sagradas Formas a la madre y a la hija, porque quizá la preñada también se dormiría  antes de terminar la Celebración de la Palabra.
José Manuel seguía ensimismado, sin preocuparse más que de sus fantasías y reflexiones, con la suerte de que el Cura parecía también olvidarse de él, concentrado como estaba con la madre y con la hija.
Tras  dar la Comunión a las enfermas ,Don Francisco volvió a ejecutarse como Enfermero y con habilidad inyectó a Ermelinda la segunda dosis de las diez recetadas por Don José para mantenerla sin dolores físicos ni “espirituales”?, y tras inspeccionar la infusión que María acababa de preparar con las yerbas que él  le había dado, pidió a la Benefactora  que se la sirviese a Luisina.
Mientras María y las demás mujeres ayudaban a la madre y a la hija a acomodarse en sus respectivas camas y Don Francisco terminaba de recoger el instrumental ,José Manuel se salió del cuarto, se acercó al ataúd donde Gaspar parecía sonreír a toda la concurrencia, una algarabía más que un velatorio, pero así son las cosas ,y colocó sus manos sobre los bordes del arcón, para compartir desde su submundo las ideas que se le estaban ocurriendo y sobre las que su  padre tendría alguna opinión.
Los hombres, y alguna de las pocas mujeres que con ellos se mezclaban, las demás ya asistían a la Celebración de la Palabra que Don Francisco acababa de iniciar, se callaron al oír los rezos del Cura y se fueron saliendo a la parte delantera del galpón, excepto alguno  que se incorporó a la breve ceremonia sagrada.
La algarabía se trasladó entonces a la campa, sin que supusiese molestia alguna para José Manuel ,concentrado en su especial conversación con el difunto.
-¡Padrino, te echaré de menos!,y José Manuel se sobresaltó al oír la voz de Justo, el ahijado de su padre, adolescente como él, pero más maduro y dispuesto, que sin embargo ahora tenía la cara llena de lágrimas.
¡Lo echaremos todos, pero yo al menos hablaré con él todos los días!, matizó el huérfano.
-Yo también lo recordaré con frecuencia ,y buscaré seguir con su alegría, que él nos daba!, y Justo, palmeando ligeramente la espalda de José Manuel ,para transmitirle ánimo, se volvió a ayudar a Saturnino  con los animales de la casa, antes de que apareciese Álvaro a tocar las narices.
José Manuel se imaginaba estar contando al difunto todo lo que había oído y concluido sobre”los remedios” del Párroco y de otros.
Imaginó a su padre cabalgando el Rubio a toda velocidad, siguiendo a Pepe el Practicante, rápido en su Scooter,que venía a  detenerle a él, al futuro Postulante, una aparatosa hemorragia.
-¡Tranquilos,que ya está todo controlado!.Las palabras de Pepe trajeron silencio a las lamentaciones de Ermelinda y tranquilidad a Gaspar y al “sangrante” rapaz.
¿Podrá irse al Internado en tres días!, preguntó Gaspar.
-¡Por supuesto!.!Habrá perdido un vaso de sangre, pero a su edad eso no es ningún problema!.!Dentro de una hora podéis empezar a darle líquidos, por ejemplo un zumo de naranja, y  por la tarde ya puede comer ,siempre que no sea cosa muy dura!, dijo el Enfermero mientras inyectaba  al infeliz un coagulante.
José Manuel había respirado tranquilo después de  varios días de preocupación y de veinte horas de miedo a desangrarse, a pesar de que aún le quedaban sesenta minutos de silencio, porque  el fuerte taponamiento con algodón que Pepe hábilmente había confeccionado y colocado, así lo exigía.
-¿A qué hora le extrajo la muela Noguerol a tu hijo!, preguntó Pepe a Ermelinda.
¡Serían casi las cuatro de la tarde!, respondió la madre del  futuro seminarista dominico.
-¿Después de comer?....!Normal!, y las palabras del Enfermero sonaron a una mezcla de reprobación y de jocoso retruécano de burla hacia las aptitudes del sacamuelas.
¡Sí!.!Una mujer que también esperaba turno, nos dijo que durante la comida no era hombre de pasar sed! ,matizó Ermelinda,  quizá inconscientemente.
-¡Bueno!.!Se dicen tantas cosas que…..!, y Pepe  dejó en una incógnita lo que muchos  consideraban un  secreto a voces.
¡También dijo esa mujer que a partir de ahora ella irá a Brañagrande, porque allí hay un dentista nuevo, un tal Lombardero, que te anestesia de modo tal que no  te hace daño alguno!,y Ermelinda aportó más sal al guisado.
-¿Lombardero?.!No sé, no sé!.A veces, como dice Noguerol en su idioma:”tanto me da, tanto me ten”,y Pepe mostró, sin comprometerse ni cotillear , su desconfianza hacia las aptitudes profesionales de los dentistas referenciados.
José Manuel recordaba esas cosas mirando a su padre como si estuviese escuchándole contar las aventuras del famoso Pixotín, quizá algo pariente de Don Francisco, autorizado profesionalmente a ejercer de Capador/Castrador,pero que se atrevía a hacer de” Sacamuelas  y  Curioso(Arreglador de Fracturas Óseas)”, y a recetar con decisión “remedios” a “comíferos” y  a “semovientes-tenía un lenguaje muy suyo-y a discutir, si se terciaba, con su pariente, el Párroco, de Teología o de Latín, es decir, no se arredraba en situación alguna.
-¡Yo no soy un capador o un sacamuelas sangrador y verdugo!.!Sé hermanar la mano, la cuchilla, las tenazas, y el espíritu!,decía en voz alta,jactancioso,Pixotín en medio del chigre cuando los efluvios etílicos lo transportaban a su mundo, sin que nunca perdiese la racionalidad ni la alegría.
El adolescente se sentía viviendo en plenitud-¡ay, esa mente suya fértil y activa respecto al pasado e inútil para un provechoso presente!-escenas, conversaciones ,discusiones, curiosidades, vividas   dos, tres, cinco años antes ,y las  relacionaba con  algo de actualidad.
Por ejemplo, el verano anterior, durante sus primeras vacaciones de seminarista,había tenido que acompañar a su padre ,como arriero y boyero, ambas cosas a la vez,a un paraje denominado La Estrada de Santolaria, a unos tres kilómetros del Alto de la Poza, para transportar yerba desde un prado propiedad de  Román de Diego, emigrante en La Argentina pero nacido y criado en Santolaria, algo pariente de la familia ,y habían ocurrido cosas que él trataba de analizar en positivo, aunque en el fondo eran amargas, por diferentes razones..
Apoyado en el ataúd con los despojos mortales de su progenitor, al que miraba sonriente, porque Gaspar parecía estar vivo y sonriéndole, lo imaginaba charlatán, dicharachero ,incluso cantarín, comandando el grupo de cuatro carros-Saturnino, Pablo y Leonardo iban a ayudar-con sus respectivas yuntas, más otra yunta de apoyo y el Rubio, para hacer la acuartada en el gran declive del prado, hasta conseguir  que todos los vehículos y los semovientes se alineasen en la pista forestal que atravesaba  La Llana hasta el  Alto de la Poza.
José Manuel  había sido el encargado de la yunta de apoyo, y de controlar al Rubio, sintiéndose importante, y por eso miraba con gratitud a su padre, tratando de alejar de sí algunos resquemores que entonces ni lo habían sido, tan inocente y corto de luces era
-¡Y o estaba en la inopia!!Estupidez plena!.!Grandísimo gilipollas!, se lamentaría muchas veces, muchos años después, pero entonces , ante su padre difunto, quiso evitar el menor atisbo de maliciarse sobre lo que él había oído con inocencia, y más bien con extrañeza, un año antes.
-¿Así que sólo te queda soltero este hijo?, preguntó, por preguntar, Rigoberto de Santolaria, con  su vozarrón tranquilo y elegante, con su aspecto de canciller alemán antes que de campesino norteño.
José Manuel tenía trece años, así que la pregunta era más bien para tirar del hilo  y que Gaspar se lanzase a dar pelos y señales de todo lo habido y por haber.
Ciertamente, hasta el adolescente había empinado tres veces la bota de vino-los adultos más del doble-así que la alegría era contagiosa y lenguaraz.
¡Sí!.!Los dos mayores están en La Argentina y la del medio en Serandi!, contestó Gaspar.
-¡Es verdad, en La Argentina!.!Me lo comentó Román en la última carta!.!Y es que él ve mucho a tu tío Molinón en  el Hogar Brañiego del Boca!, y José Manuel ni cayó en la cuenta de que Rigoberto sabía todo lo habido y por haber.
Rigoberto también se llevaba parte de la yerba del prado, y es que Román, pariente común suyo y de Gaspar, les había pedido que le limpiasen a tope la finca, porque  deseaba construir una mansión indiana con jardín inglés, para sustituir a la pobre casucha en la que había nacido, casi en ruinas, y así disfrutar rico y feliz sus últimos años en la tierra que le había visto nacer. Y en esa operación de siega, Rigoberto había ejercido más de periodista que de segador.
-¡Pero este “mozo” aún es muy joven y creo estudia para cura!.¿Nunca pensaste en que volviese tu hijo varón desde La Argentina o en meter un yerno en casa?, siguió Rigoberto con sus ganas de confirmar lo que ya sabía de antemano.
¡Qué dices!.!Dejemos las cosas como están!.!Se nos murió el primer José Manuel, y todo fue diferente! ,contestó Gaspar con una mezcla de tristeza y de enfado.
-¡Perdona!.!Ya me acuerdo!, y el charlatán trató de ser amable antes que curioso.
El Postulante tenía algunas noticias de que el primer José Manuel había existido, pero que se había muerto antes de cumplir las tres semanas de vida .Y nunca se había cuestionado  la razón de que ya le hubiesen bautizado oficialmente cuando en aquella época todo iba más despacio.
Y atribuyó a la capacidad fabuladora de su padre el que éste comentase a Rigoberto el futuro prometedor truncado por la muerte del supuesto bebé.
¡Era como mi padre!.!Nervioso, enérgico, temperamental!.!Hasta físicamente se parecía más al viejo que lo que tenemos por aquí!, explicó Gaspar.
-¡Vaya pena!, contestó Rigoberto con su vozarrón claro pero determinante!.!Gran pena, porque si hubiese vivido ahora sería mozo ,y Gaspar mozo ,abuelo, y teniendo que trabajar mucho menos…………!y el ripio del elegante de Santolaria le sonó a José Manuel a música mora o china.
¡Sí, así es!!Pero la vida se nos tuerce y hay que aceptarlo!, se lamentó Gaspar.
José Manuel no pensó en nada negativo. Sólo que una criatura de pocos días se había muerto.
No pensó en la gran pena de sus padres, principalmente de Ermelinda.
Cualquier madre llora la muerte de un hijo .Su madre sin duda habría llevado al paroxismo su  inestabilidad mental, su locura, acuciada por la pena y el dolor.
Pero él no pensaba nada, ni en nada.
“Yo era un gilipollas!, se adjetivaría él en más de una ocasión con el paso de los años, cuando las bofetadas de la vida le fueron metiendo en vereda.
Ni mucho menos pensó en que él, el segundo José Manuel, era un inútil, algo fallido, en la opinión de su propio padre.
No cumplía lo que se esperaba de él.
Tampoco se preguntó si le habrían puesto José Manuel  por “resucitar” y “ revivir” al hermano muerto.
Porque sus otros hermanos tenían nombres poco comunes, fácilmente diferenciados .Pero el suyo, José por el abuelo paterno, Manuel por el bisabuelo también paterno, era de lo más vulgar.
Y encima, con los apellidos godo-castellanos de la familia, donde todos eran(José Manuel) García ,Rodríguez, Fernández, Suárez, Pérez, Álvarez………….., todos lechones de la misma camada .Vulgaridad en suma .Resignación desde el bierzo.
¡Gaspar Rodríguez sólo hay uno!.!José Manuel Rodríguez hay muchos!.!Pero yo haré que  sólo haya uno!, y el joven volvió a sentirse a gusto al lado de su progenitor.
Consiguió  de nuevo hilar las escenas del año anterior con las que había narrado previamente al difunto, antes de perderse en las divagaciones de Rigoberto y Gaspar, y relacionarlas con “los remedios” de Don Francisco y ”las anestesias” de Lombardero.
Recordó que en el Alto de la Poza había un coche de la Policía, no de la Guardia Civil,y eso generó comentarios y hasta miedo en los hombres del grupo.
El coche estaba aparcado, sin nadie dentro.
¡Me recordó al coche de Carballido!, comentó alguien.!Lo dejaba allí mientras se acercaba andando a alguna pedanía para hacer comulgar antes de confesar a más de un infeliz!.
Era el primer coche de la Policía, y el segundo de la Guardia Civil, que José Manuel oteaba en persona .La Televisión y el Cine le habían sido ajenos antes de incorporarse al Postulantado.
Cuando se acercaban a La Llana, tropezaron con tres hombres ,dos de ellos con gabardina, pese a la buena temperatura, y los tres con gafas y corbata, que caminaban en silencio.
José Manuel reconoció en el hombre sin corbata a un exseminarista mayor, amigo de algunos frailes del convento ,nativo de Santolaria y que tras dejar los hábitos cuando ya era diácono,se pagaba los estudios de Químicas dando clases particulares en la capital. El viejo postulante tenía cara de palo, parecía ausente,no mostraba preocupación por lo que pudiera esperarle.
¡Buenas tardes!, dijeron todos los hombres.
José Manuel se limitó a observar.
¡Buenas tardes!, contestaron los tres, amablemente.
¡Son de La Secreta!.!No sé lo que le esperará a Silviano!, apuntó Saturnino.
Semanas después había sido vox  pópuli que, aunque había salido libre sin cargos,se le había acusado de sembrar cannabis entre los maizales por encargo de Victoriano el Dentista, el  antecesor de Lombardero, y de hacer proselitismo entre los labradores de la zona para cultivar la planta adormidera, disimuladamente, pero con fines comerciales y altruistas al cincuenta por ciento ,porque así, al conseguirse una anestesia total no peligrosa ,se podían hacer las extracciones de las piezas dentarias más tranquilamente y con más seguridad.
Y ,aunque de forma más sosegada, también se había recordado cómo el infausto Sargento Loquero había querido ser un Sherlock Holmes comarcal, experto en narcóticos, varios años antes, con especial obsesión por las plantas, arbustos y árboles de origen sudamericano que Don Francisco había plantado en el patio, la huerta y el jardín de la Casa Rectoral, y en la zona civil del cementerio, la que esperaba a Gaspar como última morada.
La explicación tranquila, docente, pedagógica, irónica y simpática del Párroco al Fastidioso Sargento, acompañada  del consabido” este borriquín de cura fue ascendido a Capitán –Páter al final de la Cruzada”, terminó con el también consabido ponerse firmes del  Civil metido a Investigador .Y ya no hubo más.
José Manuel se sentía muy feliz, ajeno a las actividades religiosas y sanitarias de Don Francisco ,a la algarabía, los lamentos, las risas, el impresionante guirigay que era cualquier velatorio aldeano, hasta que el ruido de la Lube Ren  de Álvaro camino del galpón arriba, le despertó, le devolvió a la realidad, le hizo ver a su padre al fin muerto.
¡Don Francisco, váyase, que ya está todo más claro!, oyó gritar al marido de su hermana
-¡Despacio, borriquín ,que hay que repasar las cosas dos veces para atar los cabos!,le replicó el Cura.
José Manuel salió instintivamente a la campa, después de casi un día, y se alejó a buen paso hasta alcanzar la pista por la que había peregrinado con su madre a visitar al Niño Jesús Negrito.
Desde lo alto, a la tenue luz del atardecer, contempló toda la propiedad de su familia, contempló en la lejanía a Serandi y la imponente mansiónde los Temprano, en la que su hermana era esclava sexual y bestia de carga ,y supo que desde allí, con el tractor y la moto, Álvaro terminaría siendo el dueño y señor de La Reguera.
A él sólo le quedaría huir, así que para entrenarse comenzó a  caminar hacia La Helechosa, sin ganas siquiera de llorar para desahogarse, un Boabdil al revés.





















jueves, 4 de febrero de 2016

DIEZ PÁGINAS DE LA ARCADIA PERDIDA


José Manuel durmió plácidamente, mientras el guirigay en torno a su difunto padre en el salón de la casa iba en aumento.

José Manuel no fue turbado por un sueño, nunca una pesadilla ,que le hizo ver a su padre aún vivo en el ataúd, sonriendo de forma distendida, tal cual era en la realidad, oyendo los comentarios halagadores de todos los presentes, empezando por el Párroco, y sólo mostrándose a disgusto con los improperios de Álvaro.

El ya  oficialmente huérfano  pudo disfrutar por última vez en su vida, siquiera fuese soñando, de una tranquila velada con sus padres, similar a otras de dos, tres, cuatro años antes, cuando  los aún jóvenes y aparentemente sanos progenitores se protegían contra la inminente ancianidad, quien sabe si contra una intuida doble desgracia que, por desgracia, valga la redundancia, ya había llegado ,disfrutando de la sana vitalidad del benjamín que cumplía una doble función: sustituir en los afectos tranquilos a los hermanos ausentes, y en la terrible morbosidad al hermano mayor muerto, y del que él ,José Manuel, llevaba el triste nombre.

José Manuel  tardaría aún muchos años en saber que “sus problemas” venían de ser UN NIÑO MUERTO VIVIENTE.

Las conversaciones con sus padres, hasta que su madre fue diagnosticada con cáncer irreversible, habían sido muy distendidas, porque   el muchacho de suyo tristón, tímido y huraño, apenas sin amigos y sin vida social, se convertía en un charlatán extrovertido dentro de la intimidad de la casa, provocando las amplias y simpáticas réplicas de su padre, y la TRISTE SONRISA de su madre.

¡Tu padre tiene una simpatía arrolladora!, y la exclamación del Padre Prado, el famoso predicador, le provocó sonrojo delante del pequeño grupo de compañeros.

Fray Eutimio Prado, profesor de José Manuel en el Postulantado de San Juan, el Seminario Menor  que los Dominicos tenían  en el Convento de San Juan, cerca de Las Brañas, hombre de vocación tardía y que por lo tanto ya no era un niño grande como otros sacerdotes casi amamantados entre el clero ,gustaba de los placeres mundanos: fumar buen tabaco, comer buena carne, beber buen vino, y si de alguno se privaba era sólo por el amor de Dios ,así que encontró en Gaspar a su alma gemela.
José Manuel había ingresado en el Convento a punto de cumplir los doce años, tras conversaciones de su padre con Don Francisco y de éste, el Párroco, con el entonces Prior del Convento, el famosísimo Fray Alfredo Abad, simpático apellido para un fraile  de una orden religiosa que no tiene abades ,natural de Requejo , enfrente de Rotaeras ,amigo del Párroco desde la infancia ,y que justo al llegar el muchacho al convento, se despidió para empezar un camino veloz hacia el Generalato de los Dominicos.

¡Ay, este borriquín de Requejo, que se nos va de repente!.!Pero hablaré con Lulín, quiero decir con Don Manuel, el Párroco de Biforcos ,que es Terciario Dominico, y que tiene mano en la Orden!.

Don Francisco tenía poder, amistades, buenas relaciones, pero  el futuro de José Manuel era incierto, quizá terrible, porque así lo habían decidido la combinación de  las fuerzas angelicales y las mayoritariamente diabólicas del momento y el lugar en que fue concebido en sustitución de su difunto hermano.

Cuando, sin avisar, el Padre Prado se presentó  Reguera arriba hasta la puerta del galpón, trayendo en su Scooter  como paquete a Valentín, el hijo del vistor  de zona, compañero suyo en el convento, se sintió confuso, su intimidad violada ,pero  su padre cambió las tornas ,llevando al fraile hacia interesantes conversaciones sobre la guerra, y notando que el clérigo pertenecía antes que a la cruz ,a la espada, tenía querencias militares, supo adular de forma pertinente el egocentrismo racial y religioso de quien se jactaba de pertenecer a la provincia con más vocaciones religiosas, masculinas y femeninas, de toda La Piel de Toro, y donde los hombres eran muy hombres, aunque según las estadísticas eran los penúltimos en talla física, pero los primeros en Valor y Coraje.

Ermelinda controló sus nervios haciendo lo que mejor sabía hacer :preparar comida y bebida .Y mientras Gaspar y el Padre Prado departían, José Manuel y Valentín salieron al  camino para reunirse con Suso  y con Ferino, también postulantes y de su mismo curso ,naturales de La Cebedal, allende La Helechosa , que se habían enterado de la visita del fraile-José Manuel era el único que estaba en la inopia-y venían a saludar.

Mientras esperaban la salida de Fray Eutimio, los cuatro rapaces dieron buena cuenta de una fuente de frixuelos con miel, de  una jarra de vino con gaseosa, y de unos tazones de chocolate con bizcocho made in Ermelinda, que les acercó la madre del infeliz.

A la hora del café ,con el gusto del chorizo, el queso y el jamón ,exquisitos, y con los frixuelos con miel ,para relamerse ,el fraile sacó un pitillo americano y le ofreció a Gaspar.

Gaspar, fumador empedernido, se privó de fumar por respeto al contertulio , pero una vez éste abrió fuego ,le aceptó , uno por uno cada diez minutos, hasta tres cigarrillos de”señorita”, acostumbrado como estaba a liar ceremoniosamente sus cigarrones de picadura. Pero en una reacción rápida, para no sentirse ni gorrón ni achantado, se disculpó, entró  en el cuarto matrimonial y de la cómoda extrajo la caja de puros ,regalo habitual de sus hermanos de Puerto Rico, y se la brindó al fraile:!Tenga, para que los fume a nuestra salud!.

¡Es demasiado!.!Pero me llevaré dos!.!Uno para fumarlo durante el viaje, y el otro para tenerlo en la celda, como recuerdo de esta gran familia!, lisonjeó el de suyo complicado, más bien imperativo Predicador.

Eso ocurría a primeros de Septiembre, cuando el verano ya se apaciguaba, justo quince días antes de volver al convento, y José Manuel tuvo el pálpito, negativo, de que su segundo año en aquella especie de cárcel no iba a significar progreso  hacia un mundo mejor, porque la visita de Fray Eutimio le sonaba mucho a” los milagros rurales” del joven Padre Pascua, paisano y quizá pariente del criminal Crispín, el cual se embalaba Biblia allá en los ejercicios espirituales, empezando por el Génesis, donde cortar cabezas que resurgían una y mil veces, donde nunca se sabía lo que iba a suceder, incendios devastadores sin pirómanos ni bomberos, eran algo revelador de las fuerzas más poderosas del Universo, ora convergiendo en El Supremo Hacedor, ora anunciando la llegada del Maligno.
La subida camino arriba del Scooter, con el fraile a los mandos y el alumno de paquete, le retrotrajo a las escenas terribles del Padre Pascua.

Claro que , en aquel dulce dormir y soñar, con el ataúd de su padre a cuatro metros ,aparecieron más” las escenas misioneras” del Padre José,  Vice-Prior Eterno y Profesor de Religión y Moral, que en sus andanzas por América había puesto  fin, parcialmente, a la impetuosidad aldeana de alguien cuyo padre, creyente rocoso, casi había abofeteado a un petimetre capitalino, doctor  en Ciencias Naturales, cuando el lechuguino refutaba la existencia de Una Creación Divina del Universo antes del Big-Bang, pero le había puesto en su sitio,

¡Blasfemo, si aún no había luz ni Bimbán, se alumbrarían con “esquisto”y ya está!,y el cierre categorial de toda discusión, que diría un diablo de cola no se sabe si roja o azul ,mostró el  camino a seguir.

Camino similar al  del  yerno del Profeta, que exclamó:! Cree, o tu cabeza será separada del tronco!, y el pobre prisionero, jefe tribal sudanés, vaya si creyó ,porque con un alfanje presionándote el gañote, no te queda otra.

Cuando daba cursillos prematrimoniales, el Padre José recordaba a su padre o al príncipe del desierto, pero si  la ternura lo  invadía, algo contra lo que luchaba pero que era como “su droga”, entonces se volvía ”misionero americano”.

¡Hay que ser generosos y cariñosos con los niños, pero conviene educarles la voluntad, así que yo a veces les digo que aún no llegó el camión de los caramelos!, y a lo mejor el buen hombre estaba preparando varias bolsas de galletas y de caramelos para guardarlos en la faltriquera y repartir entre los alumnos de la Catequesis, pues él,  aparte de Permanente Vice-prior , bastión del monasterio, era el Párroco Comarcal.

¡Si el Padre José no lo autoriza, no se puede hacer!, se disculpaba siempre el Padre Prior Eventual, Fray Jesús Sánchez, y  José Manuel no entendía la razón.

El Padre José García Robledo había empezado su vida misionera en  La Amazonía, cuando el otro Padre José, al que los indios llamaban Apaktone, algo así como ”abuelo sabio”, ya se estaba labrando un mito y quizá la santidad a base de compaginar fe y creencias con valentía humana y temeridad, hasta matando anacondas, jacarés o pumas, es decir, siendo un santo de este mundo.

Con la fuerza “amazónica” que le infundió el ejemplo de Apaktone, partió el Padre García Robledo hacia  Centroamérica y El Caribe-El Salvador, Costa Rica, Santo Domingo-donde, de forma natural se fue imbuyendo de SINCRETISMO ,y las ceremonias de los ñáñigos resucitadores de muertos, la transmisión de la gracia, rozando la herejía de Donato ,la imposición milagrosa de las manos, etc ,le convirtieron en  un santo para las gentes de ultramar y en una motivación para que José Manuel creyese, en sueños, que su padre no estaba muerto sino dormido.

Al menos, dentro de tanta desgracia, el infeliz José Manuel había encontrado consuelo en las narraciones estrambóticas del misionero regresado para pasar su última década de vida entre las paredes de tan tétrico lugar, sombrío, nada que ver con la luminosidad de Las Américas.

¡Gaspar, Gaspar, que te quieres ir para siempre!.!Que te me han matado!, y Ermelinda, fuera de sí ,sujetada por Luisina, forcejeaba para acercarse al ataúd y abrazar al difunto.

¡Papá, mamá, no podéis faltarme ahora!, ¡No podéis faltarnos ahora!.Luisa añadió la segunda frase al ver salir del cuarto a su hermano.

José Manuel  despertó de su dulce sueño al oír las lamentaciones de su madre y de su hermana y  entró en el sendero de las pesadillas eternas.

¡Dios!!Dios!!Me c..en……..!.!Mierda de vida!, y golpeó con ambas manos, casi hasta fracturarlas ,una mesa lateral ,manifestando su total desacuerdo con la maldición que llevaba consigo, y a la vez, y ese sentido de culpa era su debilidad, su enemigo eterno, el arrepentimiento por haber comenzado a decir, pero consiguiendo frenarse a tiempo, la blasfemia por la que Crispín había  castigado a su padre ,castigo, según Crispín y los suyos, asesinato , según  José Manuel y los suyos
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José Manuel apoyó los codos sobre  la mesa, se tapó los ojos, y empezó a llorar amargamente.
María le acarició maternalmente la espalda, y  como si fuese un placebo similar a los aprendidos por el Padre José con Apaktone, los indios, los santeros ,pero mucho más humano, más cordial, más tierno, se fue calmando poco a poco.

Siguió largo tiempo sin moverse, sin llorar, con los ojos tapados, mientras detrás suyo Sonsoles explicaba urbi et orbi por enésima vez los acuerdos de  Álvaro con  Don Francisco, con Diógenes, con la familia de La Argentina.

-¡El funeral será mañana a las siete y media de la tarde!.!Los Argentinos llegarán al amanecer!.!Y traerán el nietín, para que puedan verlo los abuelos!.

¡Bueno!! A Gaspar será al revés!, matizó Sonsoles, tan exquisita siempre.

¡El ataúd irá en el haiga-quería decir el viejo Rambler del tío de Álvaro-y Don Francisco  con Diógenes!.

¡Ya basta,Sonsoles!, ordenó José Manuel dando media vuelta, erguido , sin una lágrima, y con los brazos en cruz, no se sabe si dispuestos para abrazar cariñosamente o para dar el abrazo del oso.

Muchos de los allí presentes se dieron cuenta de que el joven huérfano acababa de madurar, pero temiéndose que se convirtiese en una fruta venenosa.

Ya calmadas también madre e hija, Gaspar sí que parecía estar dormido y soñando plácidamente.
  
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