jueves, 23 de marzo de 2023

JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ

 

                                 

Confieso que me pudo la curiosidad al ver en  una librería de Buenos Aires un libro cuyo autor llevaba el nombre de un político español muy de actualidad.


Y más aún que la obra se llamase “Mamá”.


Corría 2010-eran buenos tiempos; no tardarían en llegar los malos-y entré para celebrar mi cumpleaños homenajeándome con obras del  INMORTAL BORGES y de su NO MENOS INMORTAL MAESTRO MACEDONIO FERNÁNDEZ.


Curioso por naturaleza, compré la obra de quien resultó ser hijo de padres asturianos. Valdesano, casi luarqués de Barcia  por el padre .Belmontino por parte de madre.


Yo había leído años antes ”Mamá”,así traducida, simplificando ,del Inglés .Con una temática bastante diferente.


Rebecca Cobbs  es considerada la autora de “Missing Mum”, que en traducción más exacta aunque menos bonita quiere decir “Echando en falta a mamá” o bien”Mami desaparecida, muerta, ausente”.


De la versión inglesa/norteamericana de “Missing mun”  se han hecho desde  historias para niños hasta películas de terror.


Pero  de la mamá astur-argentina  lo que se cuenta es para hacernos reflexionar sobre la dureza de la emigración que muchos de nosotros hemos sufrido en nuestras propias carnes.


Todos tenemos  casi a la mitad de los descendientes de nuestros tíos abuelos por el ancho mundo .Han perdido su filiación de origen y a veces hasta podríamos encontrarnos con ellos y no enterarnos de que teníamos un origen común.


La madre de Jorge Fernández Díaz fue dejada en Vigo, en el paquebote que la llevaría a Buenos Aires tras tres semanas de navegación, con la promesa de que  pronto la seguirían su madre y sus hermanos.


La niña, de poco más de catorce años, lloró y gritó desesperada antes de que el buque zarpase del puerto vigués, quizá porque intuía lo que le esperaba.


Fue acogida por una hermana de su madre, y por su marido, no sé si tano, que no tenían hijos, y que no supieron conectar con ella.


Peor aún: el tío tano” debió de ser un buen cabrón”, según diagnóstico del padre de la muchacha, el abuelo de Jorge,que vivía en las afueras de Buenos Aires y no  dio señales de vida hasta pasado un lustro, porque había fundado una familia paralela en Las Pampas.No  fue buen ejemplo de padre.


Hasta que la niña de Belmonte no fue una moza casadera y encontró amor, ayuda, comprensión, cariño, en un joven de Barcia, las pasó canutas.


Tan mal lo pasó que ya viuda necesitó recurrir a una psicóloga, a la cual impresionó de tal manera contándole los avatares de su vida que la propia profesional confesó sentirse con necesidad de ayuda para sí misma. Y le pidió a Jorge que conversase pacientemente con su madre y escribiese una especie de autobiografía, aprovechando el dominio del lenguaje y la escritura que ha de tener un periodista  de vocación y de formación.


Digamos que la historia resultante fue terapia  positiva inmediata para tres personas: para la madre del autor, para la psicóloga-que aprendió mucho para atender a otros pacientes-y para el propio autor, que confiesa haber llorado junto con su madre y la psicóloga………porque la vida de una  adolescente criada en un pueblín donde se conocen todos y soltada a lo bruto en la Gran Urbe del Sur, es fácil que se convierta en un infierno.


Os invito a todos a que consigáis un ejemplar de la verdadera MAMÁ, no de la complicada y truculenta “Missing mun”, aunque si os gusta el inglés y/o lo terrorífico de la vida yanqui, pues también, porque el saber no ocupa lugar.


Justo  en aquella primera década del presente siglo ,ofrecieron ayudas a cubanos con origen español. Y sucedió algo muy simpático pero que tiene su enjundia:


La reportera de RTVE le preguntó a una afrocubana de color chocolate-no hay racismo en mi expresión-si ella tenía algo que justificase el recibir ayudas del Gobierno Español y se respuesta fue tajante:


-“Española de pura sangre por mi abuela asturiana” ,dicho con esa imperativa  y convencida decisión de los habitantes de La Perla de las Antillas.


No sé si Las leyes de Mendel que el recordado profesor Otazú nos enseñaba en Corias-coneja blanca y de pelo liso apareada con conejo negro y de pelo rizado ¿cuántos gazapos blancos y rizados o negros y lisos dan?-servirán para que una nieta de una dizque Xana Astur  acabe pareciendo subsahariana, pero así es la vida de la emigración .Era y es.


Soy de familia de emigrantes y sé de que hablo .Los hermanos mayores llevaban a los pequeños, pero ya se sabe que la distancia es el olvido, más entonces sin aviones ni economía favorables-mucho menos, telefonía móvil o  mundo digital al alcance de todos-y salvo que alguna hermana mayor se sacrificase por ayudar a la benjamina, era normal que la adolescente de trece, quince años, fuese entregada en matrimonio concertado a un buen partido. Muchas veces de mayor edad .También que el dolor de la distancia instigase a convertirse en amante precoz. O que la aparición del sentimiento y/o complejo freudiano de la Elena que busca a un padre-amante, llevase a la joven abuela de la cubana que os cito a casarse con un negro, afrocubano si queréis, cariñoso y no necesariamente rico, pero sí afectuoso y protector.


Cuando veáis a indianos con aspecto de tener posibles, pensad que no es oro todo lo que reluce.


Eso sí, que los inmigrantes cumplan las leyes, como las cumplían los emigrantes astures allende el Océano.

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