¡Buenos días, señor!.¿Me permite una pregunta?.
¡Buenos días!.!Sí, cómo no, rapaz!.Manolo Llaneras se quedó
mirando a aquel joven desconocido.
-¿Es aquella la casona del
Señor Supussy?
.
¡Sí…y no!.
-¿Cómo?
¡Sí es la casona que tú buscas!.!Pero no se te ocurra decir
la palabra Supussy nunca más en tu vida!.!Te la juegas, y mucho!.Manuel sabía
de lo que hablaba :el hijo de Supussy era un enemigo muy peligroso.
-¡Es que Diosdado, el dueño del Bar Bolívar, así le llamó!:
-“¿Cómo puedo localizar a mi compatriota Atahualpa
Inchamaolimy?, preguntó el joven ecuatoriano.
¿El que trabaja para el hijo de Supussy?.!Bueno….el esclavo
y negrero a la vez!.!Dile al conductor del autobús que te deje en la parada
siguiente a la de La Iglesia Grande!.!La casa mayor que veas, ésa es!.
Diosdado tenía cuentas pendientes con los Tahorras, el
padre, Irineo, y el hijo ,Secundino
Irineo, rico y buen mozo, aunque un tanto petulante, tenía
fama de seductor, y sus corifeos, deudores y estómagos agradecidos, exageraban
su fama.!Tiene todas las mujeres que se propone, solteras, casadas y viudas!, y
él se lamía los labios al oír tales alabanzas.
Irineo había sido medio novio de Adelina, la esposa de
Diosdado, que no podía dejar de sentirse celoso casi medio siglo después:
¡Mi amor, te juro por nuestros hijos que Irineo sólo me tomó
de la mano una vez para ayudarme a subir las escaleras de casa!.!Ni siquiera me
besó!.!Tú sabes que yo estaba entera la noche de bodas!.!No sé qué más te puedo
decir!, y a la infeliz se le llenaban los ojos de lágrimas.
-¡Perdóname, cielo!.!Tienes razón!.!Pero es que es tan hijo
de puta…..!.”
Tras casarse, Diosdado y Adelina decidieron probar suerte en
Venezuela .Trabajaron duramente y regresaron a la Península con lo justo para
montar el Bar Bolívar en Barrio Grande.!Las tierras heredadas de su padre no
les permitían vivir como campesinos, así que se las arrendaron a los Llaneras
por un precio simbólico!. Los Tahorras, que querían comprar todas las parcelas,
se lo tomaron a mal.
Irineo también
decidió probar fortuna en Caracas, para ahorrar todo lo posible y más, antes de
que a su padre Primitivo el Avaro los
años le despojasen del afán y de la avaricia:
-“¡El abuelo, un ladrón!.!Fíjate que eran los más ricos de
la comarca y un día al amanecer lo sorprendió mi padre segando en nuestra
campa!.¿Robarnos a nosotros, que éramos pobres de solemnidad?
-¡El hijo, Irineo, tal para cual!.¿Sabes cómo hicieron una
gran fortuna en Venezuela?.!Mejor, quién la hizo!.!La mujer, con el dengue, con
el dengue!
.
Irineo y su mujer ,Ninfa, montaron en el centro de Caracas el Hostal La Galerna. Los
murmuradores sostenían que millonarios y gente de postín pagaban como si fuese
en la suite presidencial del Ritz una noche en La Galerna, a condición de que
la complaciente Ninfa acudiese a arroparlos y darles un besito de buenas
noches.!El coño no se gasta, para mí tengo de sobra cuando lo necesito, y
encima la rentabilidad es grande, nos permite ahorrar mucho!, dicen que dijo
Irineo.
-¡¿Secundino?.!Otro que tal!.!No me extraña que Diosdado le
bautizase como EL HIJO DE SUPUSSY!.!Dicen
que los chuletas caraqueños llaman PUSSY al coño, já, já!.!El PUSSY de
Ninfa dio más litros de leche que las cincuenta vacas frisonas que atiende
Atahualpa en veinte años, já, já!.”
Quien así hablaba era Marcial Ferrero, pequeño empresario
del transporte, hombre hecho a sí mismo, pero incapaz de hacer frente a la
prepotencia y a las conexiones políticas, jurídicas y financieras del hijo de Supussy.
Y es que Irineo terminó casándose con Ninfa Barriocanal,
apodada La Modelito, que de joven había estudiado corte y confección en
Barcelona .Tenía buena dote, aunque algunos criticaban su modernismo. Pero a
Irineo le interesaba más la bolsa que el virgo, y encima la moza era guapa y espabilada, tal cual narramos
al hablar sobre La Galerna y sus noches de ensueño.
Regresaron a La Casona, forrados y dispuestos a triunfar sí
o sí .Colocaron al hermano menor, el que cuidaba a los ancianos padres
Primitivo y María, como peón caminero de la Diputación, para que les dejase
libre toda la hacienda ,y empezaron una serie de reformas que les llevó a ganar
varios premios en los concursos
agropecuarios y a granjearse las amistades de peces gordos, ávidos de picar en
buen cebo .Aparte, invirtieron en viviendas, negocios de todo tipo………..y, por
encima de todo, promocionaron a su vástago unigénito de tal forma que lo
convirtieron en un verdadero hijo de Supussy.
¡El padre se llama Irineo!.!El hijo se llama Secundino!.!Y
se apellidan Trashorras!.!Nunca lo olvides!.Manuel Llaneras, ya jubilado, se
entretenía arreglando los desagües del camino que daban a su maizal, y que el
tractor de los Trashorras, conducido por algún obediente ecuatoriano
,desbarataba una y otra vez .Pero por nada del mundo quería problemas con los
de La Casona, en especial con el hijo de Supussy .De ahí que advirtiese al
joven William, que así dijo llamarse el ecuatoriano, de cómo debía comportarse.
El pacífico Manuel , al igual que su heredero, Julián,
sufrían en silencio los desplantes del hijo de Supussy, que controlaba la
situación de La Casona, pues Irineo y Ninfa ,ya retirados, iban y venían entre
la ciudad y la aldea en función de monarcas eméritos.
, Pero el más joven de Los Llaneras ,Andrés, harto de tanta humillación, decidió
sacrificarse por su familia y se hizo legionario .A base de hostias, chuscos y
correctivos ,tras casi media vida en el Norte de África, a sus treinta y nueve
años, había ingresado a los veinte tras mucha reflexión ,acababa de ascender a
teniente .Él ahora ya tenía también amigos poderosos, aunque quizá no tanto
como los del hijo de Supussy.
Manuel se sentía en una posición agridulce: su hijo se
sacrificaba por culpa de Los Tahorras, pero, a cambio, los caciques empezaban a
respetarles un poquito más.
¡Andrés era un novio de la muerte……y con la muerte no se
juega!.
Secundino llegó de Caracas con veinte años y el pomposo
título de Ingeniero Agrimensor. Su padre, dádivas por medio, se encargó de que
se lo convalidasen por el de Topógrafo Agrimensor y Perito Agrícola .Y que fuese admitido a las milicias
universitarias ,acabando como Alférez .Tras las prácticas en Cerro Muriano, y
de manera fácil, obtuvo un empleo ad hoc en la Jefatura Provincial del
Catastro, y ahí empezó su despegue.
Secundino, buen mozo, medía casi dos metros, fantoche y
bribón como su padre, astuto y seductor como
buen hijo del Pussy de Ninfa que
era ,volvía locas a la mayoría de las solteras, pero se fijó en Pilar, la hija
de Sandalio de la Cueva, delegado de la Caja de Ahorros Regional en Barrio
Grande, más que amigo socio y cómplice de su padre, Irineo, en multitud de
asuntos poco claros….pero muy rentables.
Pilar no era guapa, pero sí que tenía modales, y era
resultona, pues sus ciento ochenta centímetros de estaturas disimulaban casi
por completo el que estuviese fondona:!noventa kilos!.
Diplomada en Secretariado Internacional, la hija de Sandalio
era Jefa del Gabinete de Don Eliecer
Corbacho, Vicepresidente-Director General de la Caja de Ahorros y factótum de
la misma, porque el Presidente, Don Manuel Suárez, no era sino el representante
del Partido que gobernaba La Autonomía.
Pilar estaba, decían los difamadores, en la línea de Ninfa,
su futura suegra, sólo que se bastaba teniendo como adorador en exclusiva de Su Pussy al mismísimo Don
Eliecer.
Secundino empezó a montar negocios relacionados con la
Administración:
A Marcial Ferrero le birló un contrato para el transporte de las valijas de Correos y de la Caja de Ahorros .De ahí venía la
inquina del humilde empresario:
-¡Claro, como Don Eliecer, y no sé si algún otro señorón,
anda con el pussy de la mujer del hijo de Supussy, pues el perjudicado soy yo!,
se lamentaba Marcial.
Secundino buscó
testaferros con tarjeta de transporte y burló las expectativas de Marcial.
Con su mediero Atahualpa como burro blanco, esclavo y
negrero como decía Diosdado, constituyó una Sociedad Cooperativa Limitada para que le atendiesen
la hacienda, y se desempeñasen como Empresa de Transportes y Trabajos Agrarios,
Brigada Forestal ,Cerramientos, Construcción y Mantenimiento de Pistas
Forestales, etc .Los trabajadores, todos
del Cono Sur-¡ del Coño Sur ,porque es el más jodido!, decía Diosdado-trabajaban, espoleados por el
esclavo-jefe con contratos leoninos .Sólo con la producción de las cincuenta
vacas ya alcanzaría para pagar las exiguas nóminas ,porque los descuentos eran
enormes :por la comida, por el alojamiento, intereses por adelantos y fianzas .Las
mujeres y los niños también trabajaban si era necesario, casi siempre gratis, para
que el Gran Jefe no se enfadase.
Con su primo Simón,
el hijo de su tío el peón caminero, gran estudiante, que con becas había
llegado a Doctor Ingeniero de Obras Públicas y era técnico superior del Estado,
más inteligente pero menos listo que el hijo de Supussy ,montó una empresa ad
hoc para llevar el mantenimiento y reparación de las carreteras provinciales.!Ningún
partido político le decía que no!.
Fue aquí cuando decidió pedir una excedencia en la Jefatura
del Catastro, pues sus actitudes chulescas frente a los Ingenieros Agrónomos y
de Montes le podían traer algún problema en el Tribunal Supremo .Y es que las
viejas glorias de la Ingeniería, con corporativismo de titulados superiores, no
iban a consentir que les vacilase un simple Perito, por muy hijo de Supussy que
fuese, por mucho apoyo que tuviese de la nueva política.!Más de un recurso
llegó a Madrid, lo que alarmó a los amañadores profesionales!.
Para la inauguración del Pabellón Deportivo de la aldea,
llevó a una pléyade de ingenieros, abogados, médicos , políticos y
deportistas de renombre, que le rendían
pleitesía como gran conseguidor que era:
-¡Lo que vale nuestro Cundín!, decía Don Eliecer, feliz
entre su esposa y una risueña Pilar.
-¡Si hubiese venido dos años antes, sería uno de los mejores
ala-pivot del baloncesto nacional y
europeo!, era el lamento elogioso de Emeterio Amorís, el pelirrojo ex pívot de
varios equipos de postín.
¡Y es que el Pabellón se inauguraba con un concurso de
mates!.!Secundino había jugado en primera línea en su colegio, en la
Universidad, y en el Caracas Puma Basket, donde era famoso por sus encestes a
distancia!.
Digamos que el Pabellón había sido construido sobre un terreno común utilizado durante generaciones por la familia de
Marcial Ferrero.!Expropiación gratuita para utilidad pública!.!Cinco chavales
lo usaban a diario, quince los fines de semana, y cincuenta en fechas
extraordinarias!.!Utilidad para la U.T.E constructora formada por las empresas
de Secundino!.
-¡Va Cundín el primero?, preguntó el Doctor Alonso, Director
del Hospital Universitario, y amigo íntimo del hijo de Irineo……y de su mujer, también según Marcial.
¡No va mal!, respondía el portavoz de los árbitros, un tanto
asustad
o.
En realidad iba el quinto sobre doce participantes .Había previstas copas
para los tres primeros y diplomas para
los tres siguientes
.
-¡Cundín es nuestro héroe!.!Merece no una sino dos
copas!.!Por jugador y por prohombre!.
Benito Barriada, el alcalde, pese a su supuesto izquierdismo
sevillano, no pudo evitar la palabra prohombre, aprendida en sus años de la
OJE.
Acabó la competición, y el tribunal, debidamente asesorado,
anunció que necesitaban una deliberación para valorar las clasificaciones, por
lo que se retrasaba la entrega de los premios.
Mientras el tribunal deliberaba, se organizó un baile para
los más jóvenes, diversiones para los niños y se sirvieron canapés, y abundante
bebida a los adultos.
EL alcalde, Secundino, y los invitados de postín, formaban
un círculo de charlatanes felices, en torno a los cuales los curiosos trataban
de meter la nariz .Pero los Policías
Locales y los Guardias Civiles que había allí, invitados o de servicio,
formaban disimuladamente una cadena de protección.
Quizá nadie se dio cuenta de que la concejala de Cultura y
Deportes, Cesáreo el joyero, y Ramón el de la papelería se habían ido en el coche oficial del
Ayuntamiento. O nadie quería darse cuenta.!Excepto el flamante teniente
legionario Andrés Llaneras!.
¡Oye ,Benito, digo Señor Alcalde!.¿Das ya los premios o te
los vas a sacar de la manga como cuando hacías juegos de manos en la escuela?
-¡Ahora pronto, Andrés!.!Y compórtate como verdadero Oficial
del Ejército español!
.
Las últimas palabras del alcalde tranquilizaron al de por sí
inquieto y suelto de mano Brigada Martín, nervioso por la actitud de Andrés,
casi borracho y un tanto agresivo.!Ver a Secundino le enervaba!.
-¡Y ahora los premios, señores!.!Tribunal y autoridades, por
unanimidad, hemos decidido dar cinco copas a los primeros, y medallas
conmemorativas y diplomas de participación a todos!.!!Y es que todos han
ganado, hemos ganado, gracias a este hermoso Pabellón que Secundino nos
animó a construir!.
¡El quinto clasificado, Secundino Trashorras, recibió una
copa como la del ganador!.!Los aplausos rompieron la celebración!.
Y todo fue roto por el inesperado discurso de Andrés:
-¡Amigos míos, yo soy un teniente de Legión, y el honor es
nuestra divisa!.
¡Por favor, hijo, tranquilízate!.Un asustado Manuel, con la
ayuda de Julián, trataba de llevarse a su hijo.
-¡No te preocupes, Manolo!.!Normal que Andrés celebre
su gran ascenso!.Las palabras del hijo
de Supussy eran irónicas y de desprecio.
-¡Oye, Cundo!.! El que falte a mi honor, a mi padre o a mi
madre, a mi hermano o a mi cuñada, o a mis sobrinos, y no te digo a mi ahijada,
se las verá conmigo!.!Porque el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es
de Dios!.
¡Totalmente de acuerdo, mi teniente!, dijo el Brigada
Martin.! Pero ahora es mejor que se vaya a casa, y se tome algo que le
alivie.!Yo les acompaño!, y seguido de un número de la Benemérita, ayudó a
padre e hijo a llevar al iracundo borracho hasta la puerta de casa.
Pero nadie pudo impedir las últimas palabras de Andrés,
antes de que se lo llevasen:
-¡Si mato a alguien para defender mi honor, los pocos años
que me impongan los cumpliré en un módulo militar, donde seré tenido por
héroe!.
¡Vale, Andrés, vale!.!Nadie os va a hacer daño!.!Vete a
dormir y déjanos seguir la celebración!, dijo Benito, el alcalde, implorando
con la mirada a Secundino que hiciese algo para que la paz no fuese rota por
aquel loco de la Legión.
A partir de entonces, Secundino procuró poner en práctica
todas sus fechorías fuera de su vecindad
.No tanto por un improbable
arrepentimiento cuanto para evitar desgracias irreparables
Y es que Andrés ,antes de ser sacado del Pabellón, dijo en
voz alta ante un mudo auditorio:
-¡De la cárcel se sale a pie……pero de la tumba no!..
-
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