“!Gringoooooo!”, exclamó, volviéndose ufano hacia mí, el
conductor del carrito de bebé que acababa de adelantarme sobre la transitada
acera de la travesía de la ciudad.
-“Gruetschi, paio!”, contesté al tuntún, sin ánimo de ofender ni de sentirme
ofendido.
“No te decía yo, Mireia..?”,y el joven miró a su mujer para
que le aplaudiese por su “buen ojo”, que Santa Lucía guarde.
Aquel gitano todo de negro, las calzonas también, empujaba el carrito de su retoño
mientras que la tal Mireia ,más bien gordita, de negro, aunque con mallas para
ocultar piernas y resaltar ”o bunde avantajado”, como diría un brasileño, se
aferraba a la parte derecha del pequeño vehículo, más para ser arrastrada que
para empujar. Y la situación mostraba lo contradictorio de las creencias sobre
los distintos grupos sociales: ahora los gitanos llevan el carrito del niño,
desmintiendo un tópico, pero tratan de hacerse los graciosos con un supuesto
gringo ,repitiendo ese continuo ejercicio de venganza histórica que tienen por
las ofensas recibidas en el pasado de los “paios/payos” .Y no hay mayor ejemplo
de payo prepotente que un gringo de sombrero de ala ancha, gafas oscuras, manga
larga y piel y barba blanquecinas.
-“Okey, okey!”, volvió a saludarme al día siguiente mi
dizque admirador cíngaro, que en esta ocasión sí que había vuelto al tópico: la
gitana empujaba el carrito y él iba
detrás, pontificando. Tan gringo me veía que el “gruetschi” mal adaptado al alemán de Suiza y el que le llamase”paio” en
vez de “ calé”, a él le sonó quizá a “
good day” y no a “hola, payo”.
-“!Cachis en la mar, aún hay señoritos con sombrero de
paja!”, me gritó un anciano que apenas podía caminar ,y con síntomas de locura
senil, seguido por una señora también setentona que le ordenó callarse:
“!Calla la boca y tira palante!”, y la pobre mujer apartó
la vista, quizá por temor a que yo les reprendiese, pero yo, tranquila y
pudorosamente, seguí mi camino.
Se me ocurrió pensar que en nuestra sociedad se ha
instalado, o han instalado porque resulta rentable ,una especie de daltonismo
psicológico que hace ver sólo dos colores ,azul o rojo, en cualquier situación,
sea la que fuere.
-“! Recuerde: en verano, sombrero, gafas y manga larga!”, me
explicó mi didáctico (mi didáctico médico de cabecera dixit)dermatólogo tras
valorar que mi aspecto nórdico(piel y ojos claros) era más bien un castigo en
estas tierras ardientes.
¡Ni gringo ni señorito!.!Ni azul ni rojo!.!Sólo un peregrino
MOTSEIROSO-EINSIEDELN!.
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