A QUININA le amputó el brazo izquierdo un coche robado, al
que perseguían varios vehículos policiales.
“Serían las once de la noche. Mes de MAYO.1940.Yo me adormecí dentro del coche,
esperando a que DON LUIS acabase SUS GESTIONES en EL PALACETE DE LOS
ROMUÁLDEZ.DON ANTONIO ROMUÁDEZ, banquero exitoso, pasaba más tiempo en MIAMI
que en LA HABANA.DOÑA HAYDÉE GONZÁLEZ DE
ROMUÁLDEZ, antigua bailarina, preparaba muy bien el café, y DON LUIS era un
GRAN CAFETERO, decía él, já, já, já”.
“Bueno ,otra vez río por no llorar .Lo cierto es que me dormí DULCEMENTE pensando en
mi niña, SOLEDAD, nacida ocho semanas antes, después de esperarla por
diecinueve años. Sí, ya teníamos a IRENE, pero esa es otra historia……”
“A LA DULZURA la sucedió UNA PESADILLA TERRIBLE: cinco minutos de dolor, sangre,
desesperación, ambulancia….”
“Luego, más que una
pesadilla, CUATRO DÍAS, eso me dijeron, de NEBULOSAS, hasta que desperté en la
propia CLÍNICA de DON LUIS.”
“Cuando regresé a casa ,del brazo de IRENE , DOLORES
sostenía, llorando, a SOLEDAD, que me dedicó, dijo su madre, antes que a
nadie, SU PRIMERA SONRISA.”
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