BENIGNO, sus hombres
y sus mulos, dejaban atrás VALPRADO y por una quincena se perdían en
TIERRAS DE MARAGATOS y en las más al SUR
de las TIERRAS DEL PAN Y DEL VINO.
BENIGNO, SOMATÉN JURADO, exhibía al estilo GUARDIA
CIVIL un MOSQUETÓN REPETIDOR MODERNÍSIMO. Escondidas entre fardos y
banastas, las ocho escopetas, una por hombre. Cada arriero blandía una GAYATA
DE XARDÓN, estilo JUANÍN TSEIROSO. Y cinco perros gigantes, domesticados pero fieros,
si se terciaba, eran el complemento ideal para un viaje tranquilo.
Comprensible que a la
TROOPE DE BENIGNO la siguiesen a
prudencial distancia, otras REATAS menores, tal que LA DEL VAQUEIRO DEL CUENTO
.
BENIGNO lo recordaba
a su estilo: “Era una nueite tranquila pa dormire al ventestate, xunto al TERA,
yendo dika LAS TIERRAS DE MUITO PAN”
EL VAQUEIRO DE LOS TRES MACHOS acampó a unos ochenta metros
de los de MASENGA, la noche transcurría feliz, estrellada, los mulos se
dedicaron a pacer en la ribera, en zona
consentida a LA TRANSHUMANCIA. Los perros se fueron a buscar amistades, amores
o pendencias con sus congéneres de otras
REATAS o de los caseríos de la zona.
“Ay, SAN ANTONIO
BENDITO me los aparecha”. BENIGNO parodiaba con humor los lamentos que
habían despertado a su TROOPE antes de que los gallos de la comarca cacareasen por segunada
vez.
Al VAQUEIRO le faltaban sus TRES MULOS. Sus
MATSOS, decía él. Lloraba como un niño.
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