jueves, 23 de julio de 2015

VIRGEN NEGRA DE EINSIEDELN PARTE III

Seguí caminando durante una hora y cuando regresé, la actividad en el prado era frenética: los niños y adolescentes ayudaban a cargar  el heno en los tractores  conducidos por dos barbudos cuarentones ,que luego supe eran gemelos, que fumaban en cachimba y que se habían cruzado conmigo. Su galpón asomaba junto al río ,un kilómetro más allá.

Dos elegantes señoras de mediana edad, en discreto bañador, esparcían tranquilamente con sus “garabatas “de madera los” maraños”  que dejaba atrás la segadora gigante  manejada por el hombre de la guadaña, que al parecer no era tan marginal como yo a primera vista había pensado.
Recordé las”cabras”, los espacios mal segados, que en menor o mayor cantidad calificaban antaño a los guadañadores. O sea, el hombre de la guadaña para deverar las lindes y para quitar las “cabras”, y que ahora segaba raudo con su máquina último modelo para que las elegantes damas garabatasen,  era en verdad técnico de los de ahora y de los de antes.

Y en esa línea, un viejecillo cabruñaba cuidadosamente el rozón del “ quitacabras” convertido en segador mecánico, mientras la anciana de la cesta aún seguía trabajando en su “cocina  portátil”, puede que preparando refrescos que luego sus hijas repartirían. Estampas de la Región de MOTSEIROSO que sucedían en el mundo alemánico. Algo increíble.

Al día siguiente , Corinne Wernerburg,  una recepcionista con la que me entendía en francés ,hablando sobre mi día de libranza y la escena del prado, me contó algo más increíble aún: el viejecito había sido Presidente del Consejo Federal, algo así como Jefe de Estado, Presidente de Suiza, de la Confederación Helvética ,por turno anual, en uno de los primeros años sesenta, poco después de la muerte de Kennedy. Corinne sabía mucho del tema porque también procedía de URI, el cantón al que representaba el ahora viejo cabruñador.


Y siempre más increíble aún, mientras al  entonces  máximo dignatario helvético lo recibía en el Despacho Oval de la Casa Blanca el Presidente Lyndon Johnson,  la ahora viejecita de la cesta tomaba el té con la Primera Dama USA  y las entonces adolescentes y ahora “ agarabatadoras”,jugaban en el jardín con las dos hijas del matrimonio Johnson. ¡Increíble!. Y  en el prado no había escoltas, ni protocolo.Solamente unos sencillos ganaderos recogiendo la yerba. 

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